Aunque las mujeres maduras mostraron un patrón similar, el consumo elevado de fruta en este grupo se asoció a menor grado de EM. En los hombres jóvenes la reducción de EM estuvo vinculada al ejercicio frecuente, baja ingesta de productos lácteos y a un moderado o elevado consumo de carne.
Los factores asociados al EM en este grupo fueron los mismos que los de las mujeres del mismo grupo de edad. En los hombres de edad madura el moderado consumo de frutos secos y un nivel educativo superior se asociaron a menor EM.
Cassandra Abrams, directora del estudio, afirma que la ansiedad y la depresión son los principales componentes del EM, cuyos elevados costes sanitarios imponen la necesidad de buscar mejores fórmulas de gestión. Aunque estudios recientes indican que tanto la edad como el sexo influyen en la incidencia del EM, ha habido pocos estudios que examinen el impacto de la dieta, uno de los principales modificadores de riesgo, sobre esos diversos segmentos poblacionales. Los investigadores opinan que sería beneficioso que los colegios médicos establecieran directrices nutricionales dirigidas al mantenimiento de la salud cerebral.