María José Sánchez, cacereña de nacimiento, aprendió la profesión en 2015 en una farmacia en Plasencia donde realizaba las prácticas. Desde entonces supo que algún día querría tener su propia botica. Y lo ...
María José Sánchez, cacereña de nacimiento, aprendió la profesión en 2015 en una farmacia en Plasencia donde realizaba las prácticas. Desde entonces supo que algún día querría tener su propia botica. Y lo consiguió en 2016 al ser titular de la oficina de farmacia de Cabrero, un municipio de apenas 300 habitantes situado en el Valle del Jerte."Surgió la posibilidad de comprar mi pequeña farmacia y gracias a todo lo aprendido me atreví a dar el paso como titular. Siempre reconoceré la ayuda de mi jefa que me enseñó todos los aspectos de la profesión".
Joven emprendedora reconoce que el entorno rural es su gran pasión. "Estoy encantada en mi farmacia rural, es una satisfacción dar este gran servicio a todos los vecinos". Una población envejecida con tratamientos crónicos, de ahí la importancia -en ocasiones vital- de la labor del boticario.
Y precisamente la atención farmacéutica ha sido clave para avanzar en la crisis sanitaria. "Desde el inicio de la pandemia nuestro sector ha experimentado importantes cambios, por ejemplo, la atención farmacéutica se ha multiplicado", reconoce María José, y añade: "Hemos estado a pie de calle desde el minuto uno siendo los profesionales sanitarios más próximos y accesibles a la población". Esto es, servicio esencial y crucial debido al cierre de consultorios médicos para la atención primaria.
Una farmacia, la rural, que está enfocada fundamentalmente a la dispensación de medicamentos. "En nuestro caso tenemos también venta de parafarmacia. Me involucro bastante en la cosmética y en la nutrición. Tengo un servicio de nutricionista, ofrecía antes de la pandemia una consultora que recomendaba a las clientas una limpieza e hidratación diaria, cuidado de uñas. En definitiva, intento estar actualizada y dar a mis clientes todos los servicios que están a mi alcance".
Formación, servicios de calidad y profesionalidad son los elementos que definen a María José. "La dermoestética, la ortopedia, la nutrición y la óptica son servicios que tenemos que potenciar porque están en alza, una oficina de farmacia debe ser un servicio multidisciplinar". Y es que la farmacia no es simplemente un establecimiento en el que se dispensan medicamentos, sino que se instaura como un verdadero espacio por y para la salud.
En cuanto a servicios como SPD, toma de tensión, glucemia, colesterol "deberían estar remunerados porque así los clientes valorarían mucho más nuestra función". Pero ¿cómo establecer un criterio unitario? "Es complicado, pero considero que, si se fijaran unas bases, tablas o incluso honorarios sería más fácil de conseguir esa remuneración digna".
El futuro de la farmacia pasa según esta joven cacereña por seguir potenciando el papel sanitario del farmacéutico. "Debemos continuar siendo el sanitario más cercano al paciente, el que tiene en cualquier momento disponible, para así ser su referente en salud".
En cuanto a las mejoras que contribuyen a ello está la receta electrónica y la interoperabilidad entre todas las CCAA. "Han sido aspectos claves en nuestro progreso porque nos han aportado grandes ventajas y sobre todo beneficios para los pacientes".
