Incrementar la transferencia y acentuar la colaboración, los dos principales retos de la innovación abierta

El cuarto panel de reflexión de la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica ha puesto el foco en los desafíos de la `Open Innovation´

11/05/2021

La innovación abierta es hoy en día un paradigma incuestionable, ya que contribuye al desarrollo de la capacidad empresarial, aportando nuevas soluciones a las necesidades de las sociedades desarrolladas. Teniendo esto en cuenta, el cuarto panel de reflexión de la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica ...

La innovación abierta es hoy en día un paradigma incuestionable, ya que contribuye al desarrollo de la capacidad empresarial, aportando nuevas soluciones a las necesidades de las sociedades desarrolladas. Teniendo esto en cuenta, el cuarto panel de reflexión de la XIV Conferencia Anual de las Plataformas Tecnológicas de Investigación Biomédica ha puesto el foco en sus desafíos, acentuando la importancia de la colaboración en el ámbito de la investigación preclínica y la necesidad de incrementar la transferencia de tecnología, conocimiento y personas de los centros públicos y las compañías biotecnológicas al mercado.

Es una visión que comparten los cuatro expertos que participan en el coloquio. Es el caso de Mª José Lallena, directora de I+D de Lilly en España, quien considera que "España tiene personas muy talentosas e innovadoras, pero la ciencia de alto nivel al final no se traduce en ser exitosos, en el sentido de transferir la tecnología que se construye en el mundo académico".

Por eso, cree necesario hacer más sólido y robusto el ecosistema científico. "Una de las cosas que pasa es que interpretamos que la innovación es un único suceso. Sin embargo, la base de la innovación es más bien una transferencia de conocimiento continuo entre ambas partes. Nuestros investigadores son buenos pero en cierta medida hay veces que están solos, no se les escucha", apunta.

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A lo expuesto por Lallena Isabel Orbe, directora general de la Fundación Científica AECC, añade que no entiende que se hable de transferencia sin pensar en el paciente. Además, señala que "la investigación no es un proceso lineal, por lo tanto la transferencia tampoco, son muchos actores los que intervienen, muchas actividades las que hay que coordinar. Y creemos que nuestro país no tiene bien desarrollado o identificado de qué palancas hay que para que esos resultados de laboratorio lleguen al mercado".

Es cierto, agrega Ana Castro, directora del Instituto de Química Médica del CSIC, "que tenemos un amplio margen de mejora en el ámbito de la transferencia", planteando asimismo la posibilidad de que el cambio venga en el concepto de transferencia en sí mismo. "Ni es lineal ni va en una sola dirección. Esta pandemia nos ha enseñado ese modelo colaborativo, es decir, tenemos que resolver un problema común y que este llegue a la sociedad. Cada actor aporta sus propias capacidades y conocimientos, todos ponemos de nuestro lado para intentar solucionarlo".

A su juicio, es ahí desde donde surge la excelencia científica y la capacidad innovadora de los emprendedores, las fuentes de financiación, la logística de las empresas, etc. "Entre todos, sumando, vamos a ser capaces de llegar a la sociedad, al fin y al cabo es el objetivo común que tenemos todos".

Por su parte, para Javier García Cogorro, director general de Viralgen, "la transferencia es evidente que tiene que producirse más, pero no es un tema de cantidad. Es saber de qué estamos hablando cuando nos referimos a ella, cómo se hace y cuándo. La transferencia no es un hecho aislado del contexto en el que se produce".

Como inversor, apunta, "pensamos que la transferencia tiene que darse desde el primer momento. No es solo firmar un contrato de licencia. Implica tener una conversación para ver donde va un proyecto o una idea y dónde se posiciona. Es un proceso mucho más amplio que solamente conseguir una transacción".

Proyectos concretos

En esta línea, en España se pusieron en marcha hace años diversas plataformas de modelos colaborativos de innovación en abierto, como el Programa Cáncer Innova de la AECC. Isabel Orbe cuenta que nace con la idea de favorecer y desarrollar un ecosistema biotecnológico en cáncer, más concretamente en los nuevos medicamentos. "Y nace con generosidad, porque el objetivo era tan claro entre todos los actores que hemos intervenido, que hemos dejado de lado totalmente nuestros intereses corporativos".

Más allá de la financiación, que no es solo el principal problema, "nos hemos enfocado en cuestionar qué podemos hacer para que los resultados generados en nuestro país lleguen a los pacientes, pero también a desarrollar y a hacer país. Teníamos todos un concepto de país muy claro, en el que si la investigación que desarrollamos en España se va fuera y no revierte de forma inmediata en los pacientes, nos lo tenemos que hacer mirar", manifiesta.

De Cáncer Innova también forma parte Lilly, laboratorio que entró en el proyecto porque "siempre ha apostado muchísimo por la colaboración público-privada", según expone Mª José Lallena. "La transferencia no solamente tiene que ser de un laboratorio a una empresa o al contrario. Eso es lo que queremos reflejar al participar en el proyecto".

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Respecto hacia dónde tienen que ir este tipo de programas, Javier García Cogorro valora que la investigación preclínica es "absolutamente fundamental", pero el problema es que se queda muchas veces en investigación. "Entonces, tenemos que buscar ciertas cosas para que avance y tenga valor".

Si bien "lo mas normal es que la mayor parte de la investigación no tenga una transferencia al mercado por muchas razones", a su juicio hay dos principios básicos. "Hay mucha investigación básica que sirve como generadora de otro conocimiento que sí que puede llegar, y al mismo tiempo, hay mucha investigación que no llegue por motivos técnicos". De modo que, desde su punto de vista, cuanto antes se tome la decisión de si va a ir adelante o no, mejor. "Principalmente porque el coste de oportunidad no está solo en la financiación, está en el talento de desarrollo científico del investigador".

Ana Castro, por último, destaca que el reto de poner un medicamento en el mercado es de los más ambiciosos y requiere por tanto "mucha paciencia y una inversión sostenida en el tiempo".

Cree, como comentaba su colega, que hay que hacer preguntas. "El científico es el que mejor conoce su producto y el que con más cariño va a responderá de modo que esa primera interacción con la industria es fundamental para empezar a pastar".
En ese sentido, "ahora se está apostando por un modelo colaborativo de financiación mixta, en las que ya se plantean desde la base el desarrollo conjunto por parte de consorcios tanto públicos como privados. Eso es un aspecto muy importante".

Y tampoco hay que perder de vista el capital humano, "que al final es el que nos va ayudar desde la investigación y a hacer la transferencia desde la parte pública a la privada. Ahí yo creo que hay que trabajar tanto en los incentivos de los investigadores como en estabilizar a los equipos para que puedan formar parte del proyecto de principio a fin".

Autor: IM Farmacias
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