Se percibe que, al equipo de la Farmacia Carmen Navarro, en Nules (Castellón), una población de 14.000 habitantes, le apasiona su trabajo. Carmen Navarro, su titular, nos cuenta que la compraron en 2013, ...
Se percibe que, al equipo de la Farmacia Carmen Navarro, en Nules (Castellón), una población de 14.000 habitantes, le apasiona su trabajo. Carmen Navarro, su titular, nos cuenta que la compraron en 2013, que se ubicaba en un pequeño local en alquiler y que en 2019 adquirieron una casa a escasos ocho metros, donde se emplaza ahora. Hicieron una reforma integral. El resultado: una nueva farmacia que consta de 150 metros cuadrados en planta baja y de otros 100 metros en la primera planta.
"Nuestro proyecto era ofrecer una imagen de cercanía en un espacio abierto, grande, donde poder dar asistencia a los clientes con la mayor profesionalidad posible y de una manera muy personalizada e íntima", señala. En ella trabajan tres farmacéuticas y cuatro auxiliares. Todas son mujeres. Sus clientes están muy fidelizados. En el barrio hay gente mayor, pero la farmacia se encuentra en una travesía muy cerca del juzgado. Están en una zona de paso.
"Se han visto incrementadas las ventas desde que hemos robotizado", dice. Considera que en estos momentos se da un servicio "más rápido, más ágil, más discreto". Para la robotización, con pandemia de por medio, apostaron por BD Rowa. "Una empresa líder que nos ha atendido perfectamente y nos ha atendido perfectamente y nos han dado la respuesta que nosotros estábamos buscando", afirma.
Venían de una farmacia pequeñita donde había un único mostrador, dos puntos de venta. Tras la reforma, la acogida ha sido muy buena. En la actualidad, poseen cuatro puntos de venta, con unas distancias de al menos cuatro metros entra cada uno. Es muy difícil que se pueda escuchar la conversación con otro cliente. Describe que querían transmitir una imagen amplia, limpia, muy bien iluminada. Y cierta intimidad a la hora de atender a los pacientes. Hay varios despachos. En planta baja, se localiza el de Navarro. En la primera planta está el laboratorio y más despachos, donde desarrollan servicios como el de nutrición y de presoterapia. Hay un ascensor para las personas con movilidad reducida.
¿Qué supone la modernización, el tener robot, para su día a día? Responde que hay una "diferencia brutal" en lo que es el estocaje. "Hay que tener en cuenta la digitalización en lo que se refiere a la lectura de los códigos QR de cada caja de medicamento, que es única y exclusiva de esa propia caja", matiza. Remarca que la robotización se traduce en "agilidad y control cierto de lo que es el estocaje, que es lo que lleva siempre un poco más difícil el farmacéutico"
Nunca se va a caducar nada en el almacén. Además, su objetivo es que, cuando vaya el paciente a la farmacia a por un medicamento, no le tengan que responder que pase a la tarde a por él. Es decir, "ser ágiles a la hora de saber que estás pendiente de la salud de tu cliente". Le preguntamos si ha sido fácil adaptarse al robot. Declara que ha sido muy sencillo. "Está todo muy bien organizado. Son grandes líderes a la hora de realizar este tipo de montajes", sostiene.
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