Para los pacientes que conviven con dolor crónico, la farmacia comunitaria juega un papel "más esencial que nunca" a raíz de la pandemia de Covid-19. Así lo cree Maite San Saturnino, presidenta de CardioAlianza y vocal de la junta directiva de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, quien argumenta con ...
Para los pacientes que conviven con dolor crónico, la farmacia comunitaria juega un papel "más esencial que nunca" a raíz de la pandemia de Covid-19. Así lo cree Maite San Saturnino, presidenta de CardioAlianza y vocal de la junta directiva de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, quien argumenta con datos sus palabras: "En el último `Barómetro EsCrónicos´, que realizamos desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, descubrimos, por ejemplo, que el 89% de las personas con alguna patología crónica han recurrido a los servicios farmacéuticos de su zona en el último año, siendo el servicio más utilizado por nuestro colectivo".
Esto, a su juicio, "refleja la importante labor de apoyo que están realizando las farmacias a los pacientes crónicos, a sus familias y cuidadores". Es por eso que, cuando un paciente crónico acude a una farmacia, "no solo obtiene la correcta dispensación de sus fármacos o una indicación farmacéutica, sino que, además, recibe ayuda para la adherencia terapéutica". Asimismo, San Saturnino destaca la labor de información específica que desde las farmacias se da a las personas con una enfermedad crónica sobre los diferentes aspectos que les preocupan.
SEFAC, manifiesta que "la alta prevalencia de pacientes con dolor, tanto crónico como agudo, que acuden a las farmacias comunitarias, justifica el interés profesional por mejorar el abordaje de estos pacientes". "Somos los primeros agentes sanitarios a los que pueden acudir por proximidad y accesibilidad, y tanto es así que durante el confinamiento durante la pandemia por SARS-COV2, ha sido en algunos puntos de la geografía el único establecimiento sanitario al que podían acudir", agrega.
Por tanto, el farmacéutico comunitario, como especialista del medicamento, a través de los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales de indicación, dispensación y seguimiento farmacoterapéutico, "garantizará una mayor efectividad y seguridad de los tratamientos, colaborando en la mejora de la adherencia y en la educación sanitaria, asesorando al paciente con dolor", señala Córcoles.
Un paciente más activo y en el centro
Para la portavoz de los pacientes el escenario actual es fruto, sobre todo, de la pandemia, que ha puesto de relieve "que el trabajo de los farmacéuticos va mucho más allá de la venta de medicamentos". Considera sin embargo la coordinadora del Grupo de Trabajo de Dolor de SEFAC, que viene de más atrás. En palabras de la farmacéutica, "con los cambios demográficos, sociales, económicos y culturales que se han producido en los últimos años, el modelo asistencial ha evolucionado. En este proceso ha surgido la gura del paciente activo: más responsable, informado y con una actitud que quiere cambiar su rol de paciente crónico". Dicho de otra forma, "pasamos de un modelo paternalista en el que el médico tomaba decisiones unilaterales para el tratamiento de su enfermedad, a un modelo en el que el paciente es el centro: las decisiones se toman conjuntamente y entran a formar parte múltiples profesionales sanitarios, entre ellos los farmacéuticos comunitarios".
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