"Las medidas que se tomen ahora van a determinar si consolidamos un modelo de farmacia más asistencial y cercano o, por el contrario, nos encaminamos hacia un establecimiento esencialmente comercial"

Mercedes Pérez (Burgos)

La botica de Mercedes es una farmacia de barrio con clientes ­ fidelizados. Ella, que siempre tuvo presente la dedicación al público, atiende a cada paciente como si fuera único. "El usuario que más atendemos es de edad media, pensionista y polimedicado", asegura. Y es que a pesar de que la farmacia está más presente ahora que nunca, existen ciertos interrogantes sobre su futuro: "Observo los próximos años con incertidumbre. Las medidas que se tomen ahora van a determinar si consolidamos un modelo de farmacia más asistencial y cercano o, por el contrario, nos encaminamos hacia un establecimiento esencialmente comercial".

Un futuro incierto que nos implica a todos en su consolidación como espacio de salud. "Desde el comienzo de la pandemia el paciente ha necesitado más que nunca la cercanía y el consejo de la farmacia del barrio, y ha encontrado en ella un establecimiento cercano, profesional e inmediato, mucho más que en la compra online". Sin duda ello ha sido posible gracias al ingente esfuerzo de los farmacéuticos que se han dejado la piel.

Una farmacia que evoluciona con los tiempos. "En mi experiencia de 23 años como farmacéutica comunitaria he vivido ese cambio hacia un establecimiento sanitario más proactivo", asegura Mercedes, y añade: "Nos interesa cada vez más nuestra salud, por lo que la exigencia en cuanto a calidad y trato del paciente también es mayor". Esto se contrapone con las políticas de recortes: "Nuestro trabajo exige formación y tiempo, y eso no se improvisa. Las bajadas constantes en la rentabilidad de la farmacia ponen en peligro su viabilidad. Si la farmacia no es viable, deja de existir".

Contundente, nuestra entrevistada apuesta por fortalecer la farmacia como eje transversal y esencial del sistema sanitario público: "No en vano, los farmacéuticos hemos desarrollado una labor esencial y ejemplar antes, durante y después la pandemia". Un valor intangible pero esencial para garantizar la salud de la población: "Hemos cubierto las carencias asistenciales de la Atención Primaria". De ahí que la solución no sea aplicar medidas de recortes o bajadas del precio de los medicamentos.

El producto estrella de la botica sigue siendo el medicamento. "Han aumentado en los últimos años los productos de autocuidado, dermofarmacia y complementos nutricionales", a­firma Mercedes, y concluye: "Cada vez nos cuidamos mejor, entendemos que la salud comienza en la prevención. Por eso, aunque los servicios profesionales farmacéuticos apenas representan un pequeño porcentaje en relación con la dispensación de fármacos, son un espacio en constante crecimiento".

Por supuesto deben ser remunerados: "El hecho de que sea todo gratis no tiene cabida si queremos una atención de calidad". Se trata de servicios que requieren una preparación y tiempo y, en consecuencia, deben estar ­financiados. "Tenemos experiencia en otras comunidades con programas como dispensación de metadona y cribado de cáncer de colon, que merece la pena que las administraciones valoren".

Orgullosa de su profesión, Mercedes se muestra optimista con vistas a los próximos años: "Me siento honrada de pertenecer a este colectivo". El medicamento, ahora sí, se ve como un bien esencial: "La población ha tomado conciencia de que no es un producto de mercado ni debemos permitir que esté sujeto a las leyes del mercado. Hablar de medicamentos es hablar de salud. Y nosotros somos los garantes de ella".