Marina Pérez (Zaragoza) Marina lleva la profesión en la sangre. Sus dos abuelos eran boticarios, uno en Zaragoza y otro en Carcabuey (Córdoba), por lo que la vocación le viene de lejos: "Mis padres también son farmacéuticos, mi padre se ha dedicado a la investigación y docencia y mi madre ...
Marina Pérez (Zaragoza)
Marina lleva la profesión en la sangre. Sus dos abuelos eran boticarios, uno en Zaragoza y otro en Carcabuey (Córdoba), por lo que la vocación le viene de lejos: "Mis padres también son farmacéuticos, mi padre se ha dedicado a la investigación y docencia y mi madre es la que fundó la Farmacia García Caudevilla a principios de los años 70, y tras su fallecimiento cambiamos la titularidad a mi nombre".
Ella, que siempre quiso ser farmacéutica, se formó en Pamplona y estuvo trabajando tres años en una oficina de farmacia en Cork (Irlanda), donde aprendió otro sistema de gestión diferente y le ayudó a decidir estudiar un MBA en Madrid antes de volver a trabajar en la farmacia familiar. "Me apasiona mi profesión, creo que tenemos una suerte tremenda de poder estar en contacto con el paciente, nos permite acompañarlo en sus dolencias, problemas y darles solución", asegura Marina. Su botica es una farmacia de barrio de toda la vida: "A pesar de ser una farmacia urbana, nuestra clientela es bastante fiel, lo cual supone mucha atención y exigencia por parte del paciente". Los servicios son variados y especializados, desde ortopedia hasta asesoramiento nutricional pasando por fórmulas magistrales, dermocosmética y SPD: "La pandemia nos ha permitido demostrar de lo que somos capaces, y hemos estado al pie del cañón".
Sin duda, pero ¿la Administración lo ha reconocido? "Me resulta curioso pensar que nuestros clientes nos consideran parte del sistema de salud, pero las autoridades nos ningunean e infrautilizan". También preocupa la viabilidad del modelo de farmacia: "Cada vez se sostiene menos, los cambios en los hábitos de consumo, la falta de unidad en el sector, y sobre todo, el ahogo económico al que estamos sometidos constantemente, hacen imposible la sostenibilidad del mejor sistema de farmacias de Europa".
La farmacia del futuro es una farmacia especializada y basada en los servicios: "Si bien la rentabilidad disminuirá ya que las inversiones en formación, personal y espacio tendrán que ser importantes, pero permitirán abrir otros campos para poder mantener la viabilidad a largo plazo". En este sentido, no ayuda la aparición de nuevos reales decretos, subastas de medicamentos y otras medidas coercitivas. "No se están dando soluciones a los problemas estructurales, lo más sencillo es recortar", asegura Marina, y advierte: "Con lo que la problemática no hace más que aumentar, hasta que explote por algún lado, y ya veremos por dónde".
Esta zaragozana de antecedentes cordobeses ve el futuro un tanto incierto: "Existen muchos factores, aparte del económico, que tenemos que desarrollar y potenciar, como es la digitalización. También es decisivo lograr la unidad del sector como ocurre en países como Italia para evitar que otros sectores nos sigan quitando funciones propias nuestras. Es difícil, aunque no imposible".
