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Un nuevo estudio revela que el butirato y otros ácidos grasos de cadena corta (AGCCs) producidos por la microbiota intestinal potencian la función protectora de la piel. En el modelo de inflamación cutánea utilizado, similar a la dermatitis atópica humana, los investigadores han constatado que tanto la dieta rica ...
Un nuevo estudio revela que el butirato y otros ácidos grasos de cadena corta (AGCCs) producidos por la microbiota intestinal potencian la función protectora de la piel. En el modelo de inflamación cutánea utilizado, similar a la dermatitis atópica humana, los investigadores han constatado que tanto la dieta rica en fibra como la suplementación oral con butirato favorecen la generación de AGCCs, los cuales actúan sobre el metabolismo mitocondrial de los queratinocitos epidérmicos. El efecto protector sobre la piel se manifestó como una acelerada diferenciación de estas células, con el concomitante aumento en la producción de lípidos y proteínas estructurales que fortalecen el estrato córneo, o capa más externa de la epidermis.
El engrosamiento de este tejido pudo ser también observado tras la suplementación con butirato, incluso en ausencia de exposición al alérgeno, lo que adjudicaría a este metabolito un importante papel en la homeostasis cutánea. Benjamin Marsland, científico de la Universidad de Monash y director del estudio, afirma que la suplementación con fibra también redujo la sensibilización al alérgeno usado, consistente en un extracto de proteínas del ácaro del polvo doméstico, las cuales presentan una actividad proteasa que deteriora significativamente la piel. Los hallazgos podrían contribuir a prevenir la dermatitis atópica en los primeros años de vida, evitando con ello la progresión hacia las alergias alimentarias, la rinitis y finalmente el asma, en lo que se conoce como "marcha atópica".