Dormir es una actividad imprescindible para la supervivencia del organismo, y dormir bien lo es para la salud mental. Sirve para dejar descansar nuestro cuerpo y cerebro de las actividades diarias, con una finalidad restauradora y reparadora. Y, para los adolescentes, es crucial. El sueño es una necesidad fisiológica vital, ...
Dormir es una actividad imprescindible para la supervivencia del organismo, y dormir bien lo es para la salud mental. Sirve para dejar descansar nuestro cuerpo y cerebro de las actividades diarias, con una finalidad restauradora y reparadora. Y, para los adolescentes, es crucial. El sueño es una necesidad fisiológica vital, una función biológica que, además de regirse por parámetros cronobiológicos (por ejemplo, ritmo de la temperatura, cortisol, melatonina), tiene una característica particular: esa función biológica es modificable por factores conductuales porque, además de un patrón cronobiológico, el sueño es un hábito y, como cualquier otro hábito, es susceptible de aprenderse y también de "desaprenderse".
Buena noticia: un problema que cada vez tenemos más presente
Cada vez más, nuestra sociedad es consciente de la necesidad de dormir bien, aunque este grupo de edad todavía lo menosprecia. Es decir, duermen menos horas de las que precisan. Y piensan que no es tan importante: es lo que opinan, por desconocimiento, muchos adolescentes y otros tantos adultos desinformados, cuando bastaría una rápida búsqueda en Google para recordar que todos los seres vivos, incluyendo por supuesto los humanos, y entre ellos los adolescentes, estamos sujetos a variaciones temporales que se repiten de forma periódica, y marcan de una forma determinante todas nuestras funciones vitales. Muchos ritmos biológicos se repiten con una periodicidad de 24 horas, son los conocidos como ritmos circadianos, y el ritmo del sueño es uno de ellos. Pero a menudo los humanos somos víctimas de la ignorancia sobre la relevancia del sueño en nuestras vidas, como del ejercicio físico y mental, que mejoran también la calidad de vida. Una buena salud del sueño llevará a una mayor longevidad y mejor aprovechamiento de las horas de vigilia.
En definitiva, no estamos sanos a menos que nuestro sueño lo esté. Por desgracia, este tercer apartado del triunvirato de salud preventiva suele estar ausente de los planes cotidianos y su ausencia causa muchos efectos perjudiciales conocidos, y otros muchos no conocidos aún en la vida de las personas.
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