Ane Otaegui (Donostia/San Sebastián - Gipuzkoa) Ane es una auténtica experimentada en la botica, no en vano es testigo de un legado ilustre, con solera, como se suele decir. Propietaria de la Farmacia Arrazola, sus antepasados boticarios se remontan a 1816. Toda una trayectoria digna de escuchar: "Mi madre es mi ...
Ane Otaegui (Donostia/San Sebastián - Gipuzkoa)
Ane es una auténtica experimentada en la botica, no en vano es testigo de un legado ilustre, con solera, como se suele decir. Propietaria de la Farmacia Arrazola, sus antepasados boticarios se remontan a 1816. Toda una trayectoria digna de escuchar: "Mi madre es mi gran mentora, ella me transmitió el amor por esta profesión y una gran vocación farmacéutica", empieza a explicar. Precisamente su madre fue quien subió la persiana por primera vez de la actual botica, hace ya 40 años. "Lo que más me gusta de mi profesión es la cercanía con la gente y la satisfacción que sientes al ayudarles", asegura. Su farmacia es de barrio, donde se conocen todos los vecinos y se procura una atención individualizada. El cliente más habitual es el pensionista polimedicado, y recuerda que "los farmacéuticos hemos realizado una gran labor asistencial durante la pandemia, ahora se nos valora más". Y es que son profesionales de la salud a pie de calle las 24 horas del día: "La gente, en general, conoce mejor a su farmacéutico que a su médico, y acude a nosotros con más facilidad, sin cita previa". Precisamente, este conocimiento al detalle de cada uno de los pacientes permite un seguimiento personalizado: "Podemos detectar la aparición de nuevas enfermedades y ayudar en muchas campañas sanitarias. Todas estas funciones del farmacéutico se han hecho más evidentes durante el coronavirus".
Una farmacia, la comunitaria, sin la cual no se entendería el sistema de salud público y que, además de desarrollar una labor clave para el mantenimiento de la salud de la ciudadanía, evoluciona hacia un carácter más asistencial. "Son múltiples las actividades que realizamos al día: ofrecemos servicios sanitarios, ayudamos en la detección precoz de enfermedades, en el seguimiento farmacoterapéutico, etc. Cada vez tenemos más comunicación con los centros de salud y trabajamos conjuntamente para que el ciudadano disponga de una mejor atención sanitaria", se congratula Ane.
Para esta farmacéutica experimentada, el futuro del sector dependerá, en parte, de los propios farmacéuticos. "Todo depende de cómo enfoquemos nuestra labor", asegura, y concluye: "Si seguimos atendiendo a nuestros clientes, ayudándoles con sus problemas de salud, proveyéndoles servicios acordes a sus necesidades y colaborando con los centros de salud, nuestro futuro está garantizado".
