Raquel Domínguez (Pasaia - Gipuzkoa) Nuestra siguiente entrevistada llegó a titular de farmacia de manera circunstancial: "Llevaba 14 años trabajando como farmacéutica adjunta sin plantearme tener mi propia farmacia, pero una desavenencia laboral me llevó a tomar la decisión de establecerme por mi cuenta. Aunque los inicios fueron difíciles, gracias ...
Raquel Domínguez (Pasaia - Gipuzkoa)
Nuestra siguiente entrevistada llegó a titular de farmacia de manera circunstancial: "Llevaba 14 años trabajando como farmacéutica adjunta sin plantearme tener mi propia farmacia, pero una desavenencia laboral me llevó a tomar la decisión de establecerme por mi cuenta. Aunque los inicios fueron difíciles, gracias al apoyo de mi familia y al trabajo duro, tomé la decisión acertada", recuerda.
Raquel ama su profesión. "Me gusta todo: formular, dispensar, elaborar SPD… Por eso intento formarme, incorporar todos los servicios que puedo, participar en los programas que organiza el COFG… Pero, sobre todo, lo más gratificante para mí es saber que estoy colaborando en mejorar la salud de la gente". Y es que el farmacéutico es, a menudo, el primero en detectar problemas de salud y en resolver síntomas menores. "Mi farmacia es pequeñita, con pacientes sobre todo mayores. Hay un trato muy cercano y familiar, confían mucho en nosotras. Precisamente el hecho de conocer sus medicaciones y patologías supone una ventaja a la hora de proporcionar una atención más personalizada", asegura.
La farmacia asistencial ya no es el futuro del sector, sino el presente. Nuestra farmacéutica no lo duda: "La tendencia es hacia la especialización; una farmacia, en definitiva, más orientada a ofrecer servicios relacionados con el medicamento y orientados al paciente". ¿Por qué crees que ocurre esto?Le preguntamos. "En parte por la necesidad de adaptarnos a las continuas bajadas de precio de los medicamentos, cuestión que nos ha obligado a buscar nuevos modelos de negocio sin olvidar el carácter asistencial de nuestra profesión", reflexiona.
Sin embargo, Raquel considera que esta evolución es positiva: "El beneficio redunda sobre todo en el paciente, porque más servicios suponen más calidad asistencial". Servicios que, a su vez, deben ser remunerados: "En primer lugar para darles valor, lo que es gratis no se valora. En segundo lugar, deberían estar subvencionados por la sanidad pública, ya que descargamos de trabajo los servicios de Atención Primaria (toma de tensión, glucosa, colesterol…), ayudamos en la detección precoz de determinadas patologías y aseguramos que el paciente tome bien la medicación".
Pero los hábitos de consumo están cambiando. "Es cierto, cada vez se valora más la comodidad de la compra online y el cliente-paciente actual frecuentemente busca el autoservicio que le proporcionan las farmacias enormes y grandes superficies", advierte Raquel, y añade: "Las farmacias de barrio o pueblo nos tenemos que enfrentar con estas circunstancias y con muchas otras, como una guerra de precios contra la que no podemos luchar".
Una farmacia que, sin embargo, sigue creciendo, apostando por la cercanía, la profesionalidad y la confianza: "Soy una persona positiva, así que veo un futuro para la farmacia más profesionalizado, con más servicios, más programas sanitarios, mayor formación y especialización en distintos ámbitos".
