Picor, escozor y flujo abundante son algunos de los síntomas más comunes que pueden hacer sospechar que se está ante un caso de vulvovaginitis. A menudo, las mujeres acuden a la farmacia con dudas e, incluso, un poco acomplejadas porque se lavan mucho (a lo mejor con un producto inadecuado, ...
Picor, escozor y flujo abundante son algunos de los síntomas más comunes que pueden hacer sospechar que se está ante un caso de vulvovaginitis. A menudo, las mujeres acuden a la farmacia con dudas e, incluso, un poco acomplejadas porque se lavan mucho (a lo mejor con un producto inadecuado, que hace que el pH no esté en el nivel correcto) y perciben que "les sigue oliendo mal, como a pescado", que tienen una enfermedad subyacente. Eso les puede interferir en las relaciones personales. Piensan que los demás detectarán ese mal olor. Lo pasan mal. Prefieren hablar, por lo general, con una mujer y de manera apartada, en intimidad.
Entonces, los farmacéuticos explicarán que situaciones como el estrés, la toma de antibióticos y cambios hormonales, entre otros, pueden alterar el equilibrio de la flora vaginal, dando lugar a molestias o incomodidades. Asimismo, que, cuando se produce un desequilibrio, puede derivar en una vulvovaginitis, es decir, la inflamación de la mucosa vaginal y de la piel vulvar.
La farmacia como centro sanitario más accesible recibe numerosas consultas a diario sobre temas de salud íntima y ginecológica y, en concreto, sobre vulvovaginitis sintomáticas, ya que su sintomatología es incómoda y merma la calidad de vida física y emocional, y más teniendo en cuenta que es una patología que cursa con muchas recidivas en el tiempo.
Por ende, el farmacéutico comunitario está obligado a conocer esta patología en profundidad y a estar actualizado en los tratamientos de prescripción médica que llegarán a la farmacia con estos pacientes. Deben estar al día y mejorar la intervención farmacéutica con recomendaciones que prevengan las recidivas y el mejor consejo profesional, acompañando a los productos de indicación farmacéutica, como puede ser el uso de probióticos específicos que han demostrado su eficacia o una correcta higiene con productos syndet con pH adecuado a la zona formulados con activos con efecto antiinflamatorio, calmante y que frenen el sobrecrecimiento de microorganismos patógenos.
Pautas importantes como la administración del tratamiento en pareja, el uso de ropa no ajustada evitando irritaciones por fricción, calor o zonas ocluidas con poca transpiración y una correcta higiene y tratamiento de la zona íntima, son fundamentales para la prevención de recidivas, ya que el tejido irritado y alterado tiene más probabilidad de infectarse que un tejido sano. Es de especial interés el uso de reparadores y regenerantes adecuados a la zona en el día a día. Mucha gente, aunque parezca mentira, utiliza gel de uso diario o incluso champús para las zonas íntimas, y eso hace que el pH o la flora vaginal se desestabilicen. Una recomendación es evitar que los productos que se usen no contengan perfumes, desodorantes o desinfectantes si no se necesitan. Hay que emplear el que más se precise en cada momento, un jabón que no sea agresivo, y las manos en vez de una esponja (ésta puede convertirse en un germen de bichos si no se reemplaza a menudo).
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