Estado: Esperando
A las puertas del Día Mundial del Sueño, que se celebra este viernes 17 de marzo, más de cinco millones de españoles padecen síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) y el 80% de ellos lo desconoce, según datos de la Asociación Española del Sueño (Asenarco). "Es decir, cuatro de cada ...
A las puertas del Día Mundial del Sueño, que se celebra este viernes 17 de marzo, más de cinco millones de españoles padecen síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) y el 80% de ellos lo desconoce, según datos de la Asociación Española del Sueño (Asenarco). "Es decir, cuatro de cada cinco personas con este trastorno no han sido diagnosticadas y, por tanto, no están recibiendo un tratamiento adecuado para aliviar sus síntomas", recalca el doctor Julio Maset, médico de Cinfa.
La apnea del sueño es un trastorno respiratorio bastante frecuente y a menudo crónico, que provoca interrupciones en la respiración mientras se duerme. Durante estas pausas o apneas, que pueden durar desde unos segundos hasta dos minutos y repetirse treinta o más veces a la hora, el aire no llega a los pulmones. Cuando la persona vuelve a respirar, es habitual que emita un ronquido o ruido fuerte. Además de perturbar el sueño, estas pausas también disminuyen el oxígeno en sangre y aumentan el dióxido de carbono.
Como explica el doctor Maset, "la causa más frecuente de estas pausas es la apnea obstructiva, causada por el cierre de las vías respiratorias superiores -fosas nasales, boca, faringe y laringe-, durante el sueño. Estas pueden quedar obstruidas por la lengua, las amígdalas y la úvula o campanilla, cuando se acumula mucosidad o tejido graso en la garganta o si los músculos de esta se relajan demasiado". La apnea del sueño suele ser detectada por la pareja, compañero/a de habitación o de piso. Normalmente la respiración se hace anormalmente lenta o superficial hasta detenerse durante hasta un minuto y reanudarse súbitamente. "Los ronquidos son habituales, así como jadeos o despertar súbito, el cansancio y somnolencia, la boca seca o dolor de garganta al despertar".
Junto a la hipopnea –en la que la obstrucción de las vías respiratorias es parcial-, la apnea forma parte de la enfermedad conocida como síndrome de apnea-hipopnea del sueño. "Además de tener consecuencias respiratorias, cardiovasculares, metabólicas e inflamatorias, la apnea-hipopnea del sueño impide un descanso de calidad, por lo que la persona con este trastorno suele sentirse somnolienta y fatigada al día siguiente", añade el experto de Cinfa. Padecer este síndrome aumenta también la tendencia a la depresión y puede afectar al rendimiento académico o laboral.
Hábitos de vida y uso de presión positiva para tratar este problema
Como destaca el doctor Julio Maset, "si se sigue el tratamiento, el pronóstico es excelente y se pueden prevenir las complicaciones más graves. El tratamiento se enfoca en los factores controlables como peso, tabaquismo, consumo de alcohol o postura y la práctica de ejercicio físico. Además, se puede emplear en caso de apnea leve o moderada, un sistema de presión positiva (CPAP). Se trata de una mascarilla que introduce una leve presión positiva durante su uso, manteniendo las vías respiratorias abiertas. También las prótesis bucales extraíbles pueden ayudar evitando que la lengua caiga hacia atrás, obstruyendo la garganta. En ciertos casos es necesaria la cirugía para, por ejemplo, corregir una desviación del tabique nasal o extirpar las amígdalas o posibles pólipos, que pueden ser la causa de este síndrome".
Diez consejos para para prevenir la apnea del sueño: