El cáncer es una enfermedad con alta morbi-mortalidad, cuya incidencia va en aumento. La International Agency for Research on Cancer estima unos 30 millones de casos en todo el mundo para el 2040. En España, los tumores más diagnosticados son: colon-recto, próstata, mama, pulmón y vejiga, sin contar los tumores ...
El cáncer es una enfermedad con alta morbi-mortalidad, cuya incidencia va en aumento. La International Agency for Research on Cancer estima unos 30 millones de casos en todo el mundo para el 2040. En España, los tumores más diagnosticados son: colon-recto, próstata, mama, pulmón y vejiga, sin contar los tumores cutáneos no melanoma1. El equipo médico oncológico elige el tratamiento más adecuado según las características del tumor y del paciente: cirugía, radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia, inmunoterapia, terapia dirigida, etc. Pudiendo realizarse cada uno de ellos como única terapia o en combinación2.
En ocasiones, los efectos secundarios adversos provocan la falta de adherencia del paciente al tratamiento e incluso la suspensión del mismo por decisión médica. De todos ellos, los que más incomodan al paciente son los que empeoran su estado nutricional y anímico: alteración del apetito, inflamación y sequedad de mucosas orales, cambios en la percepción del gusto y del olfato, alteraciones del ritmo intestinal, náuseas y vómitos, etc.3 Por este motivo, muchos pacientes buscan alivio en otras terapias, consumo de plantas y suplementos naturales. En España, cerca de un 30% de los pacientes oncológicos hacen uso de la medicina alternativa y complementaria4.
Medicina alternativa, complementaria e integrativa
Existen diferentes disciplinas que se definen según se utilicen junto o separadas del tratamiento médico oncológico5:
- Medicina alternativa es aquella que utiliza terapias o complementos nutricionales sustituyendo a los tratamientos médicos convencionales.
- Medicina complementaria es la que aplica terapias o complementos junto al tratamiento oncológico tradicional.
- Medicina integrativa es un tratamiento compuesto por la medicina oncológica estándar (tradicional o convencional) y la medicina complementaria, cuya seguridad y eficacia poseen evidencia científica.
Los tratamientos o terapias que se aplican son:
La evaluación de seguridad y eficacia es continua, encontrándose numerosos estudios con resultados a favor, en contra e, incluso, contradictorios entre ellos. Con una evidencia científica sólida, las terapias más seguras son: yoga, tai-chi, meditación, masajes, acupuntura y actividad física.
En cuanto al tratamiento nutricional, habría que individualizar las recomendaciones dietéticas a las características del paciente, su tumor y las posibles patologías concomitantes. Pero de lo que no hay duda, es que un adecuado asesoramiento nutricional mejora el estado de salud del paciente, alivia los efectos secundarios, aumenta la adherencia al tratamiento y, por tanto, se alcanzan mejores resultados del tratamiento oncológico. Los complementos alimenticios, aun siendo naturales, no están libres de riesgo, ya que pueden interferir con el tratamiento oncológico reduciendo su actividad e incluso, provocar efectos secundarios en el paciente6.
Complementos alimenticios
Se incluyen algunos de complementos alimenticios más usados y cuya evidencia ofrece información acerca de la seguridad y eficacia de su consumo junto al tratamiento oncológico.
Antioxidantes
Se denominan antioxidantes a diferentes sustancias como el glutatión, la melatonina, la N-acetilcisteína, los polifenoles (flavonoides, ácidos fenólicos), vitaminas (C, E, K, betacaroteno y licopeno) y minerales (selenio y zinc) cuya función es neutralizar los radicales libres evitando el estrés oxidativo y su consecuente daño celular. Precisamente la radioterapia y algunos tratamientos de quimioterapia, utilizan el daño oxidativo para provocar la muerte de la célula tumoral.
Varios estudios in vitro demuestran los beneficios del uso concomitante de antioxidantes y tratamiento oncológico para la disminución de efectos secundarios provocados por estos sin alterar la eficacia clínica; sin embargo, aún no hay datos concluyentes cuando se realizan estudios in vivo. De manera que el uso complementos nutricionales con antioxidantes debe hacerse con cautela, valorando el fármaco utilizado, el tipo de tumor y las características genéticas y fisiológicas del paciente. Sin embargo, el consumo de antioxidantes a través de los alimentos resulta beneficioso, puesto que se ingieren en pequeñas dosis, sin capacidad de interacción clínica con los fármacos y ayudando a disminuir los efectos secundarios provocados por dichos tratamientos oncológicos7,8.
Suplementos nutricionales
Prebióticos y probióticos
La evidencia respalda el uso de prebióticos y probióticos (Lactobacillus spp. y Bifidobacterium spp.) en la prevención de diarrea provocada por quimiorradioterapia en pacientes con tumores abdominales y pélvicos y en cáncer de cuello de útero, sin apenas efectos secundarios8. También, el uso de probióticos reduce la incidencia o mejora los síntomas de mucositis en pacientes que reciben quimio y radioterapia9. En casos de neutropenia, se han obtenido resultados positivos sobre el beneficio y la seguridad de los probióticos, pero aún hace falta más investigación para concluir qué dosis y cuánto tiempo de administración serían lo más adecuado en cada caso8,10.
Complementos alimenticios a base de plantas 11
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