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Una conocida sustancia química del cerebro, la dopamina, asociada con el placer, la motivación y la búsqueda de recompensas, también parece jugar un papel importante en la práctica de ejercicio y otros esfuerzos físicos asociados. Así lo sugiere un estudio realizado por científicos de la Facultad de Medicina de la ...
Una conocida sustancia química del cerebro, la dopamina, asociada con el placer, la motivación y la búsqueda de recompensas, también parece jugar un papel importante en la práctica de ejercicio y otros esfuerzos físicos asociados. Así lo sugiere un estudio realizado por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EEUU).
Los hallazgos, publicados en ´NPG Parkinson´s Disease´, podrían, según sus autores, conducir a formas más efectivas de ayudar a las personas a establecer y mantener regímenes de ejercicio, nuevos tratamientos para la fatiga asociada con la depresión y muchas otras afecciones, así como una mejor comprensión de la enfermedad de Parkinson.
"Los investigadores han tratado durante mucho tiempo de comprender por qué algunas personas soportan con mayor facilidad el esfuerzo físico que otras", dijo Vikram Chib, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y científico investigador del Instituto Kennedy Krieger. Y es que, de acuerdo con dicho investigador, después de una sesión de actividad física, la percepción de las personas sobre el esfuerzo realizado varía, y también guía sus decisiones sobre la realización de futuros esfuerzos.
Efecto de niveles altos de dopamina
"Se sabe por estudios anteriores que las personas con niveles de dopamina más altos están más dispuestas a realizar un esfuerzo físico a cambio de recompensas, pero nuestro estudio se centra en el papel de la dopamina en la autoevaluación del esfuerzo necesario para una tarea física, sin la promesa de una recompensa".
Para el estudio, el prof. Chib y su equipo de la Johns Hopkins Medicine y el Kennedy Krieger Institute reclutaron a 19 adultos diagnosticados con la enfermedad de Parkinson, una afección en la que las neuronas del cerebro que producen dopamina mueren gradualmente, lo que provoca movimientos involuntarios e incontrolables, como temblores, fatiga , rigidez y problemas con el equilibrio o la coordinación.
En el laboratorio de Chib, se pidió a 10 voluntarios masculinos y nueve voluntarios femeninos con una edad promedio de 67 años que realizaran la misma tarea física: apretar una empuñadura equipada con un sensor en dos días diferentes con cuatro semanas de diferencia. En uno de los días, se les pidió a los pacientes que se administraran su medicación diaria estándar de dopamina sintética como lo harían normalmente. Por otro, se les pidió que no tomaran su medicación durante al menos 12 horas antes de realizar la prueba de compresión.
A los pacientes se les enseñó inicialmente a apretar un sensor de agarre en varios niveles de esfuerzo definido, y luego se les pidió que apretaran e informaran cuántas unidades de esfuerzo realizaban. Cuando los participantes habían tomado su medicación habitual de dopamina sintética, sus autoevaluaciones de las unidades de esfuerzo realizadas fueron más precisas que cuando no habían tomado la droga. También tenían menos variabilidad en sus esfuerzos, mostrando apretones precisos cuando los investigadores les indicaban que apretaran en diferentes niveles de esfuerzo.
Por el contrario, cuando los pacientes no se habían suministrado el medicamento, constantemente sobrereportaron sus esfuerzos, lo que significa que percibieron que la tarea era físicamente más difícil, y tuvieron una variabilidad significativamente mayor entre los agarres después de recibir indicaciones. "Los resultados de este estudio sugieren que la cantidad de dopamina disponible en el cerebro es un factor clave", subrayó el prof. Chib.
Los hallazgos sugieren que el nivel de dopamina es un factor crítico para ayudar a las personas a evaluar con precisión cuánto esfuerzo requiere una tarea física, lo que puede afectar significativamente cuánto esfuerzo están dispuestos a realizar para tareas futuras.
Comprender más sobre la química y la biología de la motivación podría promover formas de motivar los regímenes de ejercicio y fisioterapia, según el autor del estudio. Por otra parte, considera que "la señalización ineficiente de la dopamina podría ayudar a explicar la fatiga generalizada presente en condiciones como la depresión y la COVID prolongada, y durante los tratamientos contra el cáncer".