Los farmacéuticos somos conscientes de que durante la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19 y debido las circunstancias excepcionales que se vivieron nuestra profesión obtuvo un reconocimiento social y cierta repercusión en cuanto a nuestro papel sanitario fundamental durante esos meses. Nos sentimos satisfechos de haber contribuido, en la ...
Los farmacéuticos somos conscientes de que durante la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19 y debido las circunstancias excepcionales que se vivieron nuestra profesión obtuvo un reconocimiento social y cierta repercusión en cuanto a nuestro papel sanitario fundamental durante esos meses.
Nos sentimos satisfechos de haber contribuido, en la medida que nos fue posible, haciendo nuestro trabajo diario sin dejar a ningún paciente sin medicación, garantizando la atención de los más vulnerables y velando porque los pacientes crónicos no sufrieran posibles desabastecimientos de medicamentos sensibles como por ejemplo la hidroxicloroquina. Pero entendemos que aún debemos dar más pasos hacia delante para que nuestra aportación adquiera el potencial del que somos capaces.
Una ventana de oportunidad, un momento para la reivindicación de competencias profesionales se ha abierto, no solamente por las duras circunstancias de la pandemia. La sociedad del presente tiene unas características como son el envejecimiento de la población, la polimedicación de un alto porcentaje de personas y la situación de casi colapso del sistema sanitario fundamentalmente de la Atención Primaria; ante esta situación nuestra profesión debe dar respuesta. Esta reflexión ha sido una de las que ha fluido con asiduidad en las reuniones de trabajo que en torno a la apuesta de presente y futuro hemos venido manteniendo en nuestros grupos de trabajo en Farmacéuticos con Iniciativa.
Es imprescindible acometer un trabajo conjunto entre las instituciones públicas y entes privados comprometidos en la mejora asistencial, donde el farmacéutico está llamado a hacer su correspondiente aportación profesional. Necesitamos avanzar y reivindicar nuevas competencias profesionales respaldadas por la normativa, poder trabajar en coordinación con el Sistema Sanitario, fundamentalmente en el ámbito de la Atención Primaria y así mejorar la salud de la población. En este sentido es necesario crear proactivamente grupos de trabajo interdisciplinares que para que todos los farmacéuticos se puedan involucrar materializando una mejora de la atención en su entorno más cercano.
Como colectivo necesitamos priorizar acciones que tengan impacto en la vida real de los ciudadanos, dicen que la estrategia es el arte de renunciar, puede que sea el momento de plantearnos a qué cuestiones no podemos renunciar para poder poner el foco en ellas decididamente.
En definitiva, creo que debemos situar al farmacéutico en el lugar que la sociedad y el sistema sanitario requieren, somos un colectivo que dispone de un alto nivel de formación científica y humanista en constante evolución; somos los profesionales sanitarios con el conocimiento más amplio y profundo de los medicamentos, accesibles a los pacientes y es en esa relación medicamento-paciente donde tenemos que aportar valor, el valor de nuestro conocimiento para evolucionar nuestra profesión.
