Las cicatrices son un signo común presentes en la piel de muchas personas. Diferentes estudios indican que un tercio de la población mundial tiene alguna cicatriz. Más allá de un aspecto estético, que puede ocasionar problemas de autoestima, las cicatrices pueden producir dolor y dificultades funcionales si están próximas a ...
Las cicatrices son un signo común presentes en la piel de muchas personas. Diferentes estudios indican que un tercio de la población mundial tiene alguna cicatriz. Más allá de un aspecto estético, que puede ocasionar problemas de autoestima, las cicatrices pueden producir dolor y dificultades funcionales si están próximas a las articulaciones. Por ello, el cuidado adecuado aporta beneficios.
La cicatrización es un proceso continuo que se inicia tras la herida y que tiene lugar a lo largo de varios meses. En este proceso se producen de forma secuencial diferentes fases en las que las diferentes células de la piel y del sistema inmune deben trabajar de forma coordinada para que la reparación sea lo más perfecta posible. Se sabe que nos todas las personas tienen la misma capacidad de reparar las heridas. Algunos factores están relacionados con características genéricas, pero existen también una serie de circunstancias que van a interferir en una correcta cicatrización entre los que destacan factores locales y generales.
Entre los factores locales, destacan la presencia o no de infección, que es probablemente el factor más negativo pues enlentece la cicatrización, pero también la mala higiene de la herida, el insuficiente aporte de oxígeno y nutrientes a la piel, la deshidratación y los roces o presiones, pueden tener un efecto. Entre los factores generales, cabe tener en cuenta la edad, a mayor edad la regeneración y la cicatrización es más lenta e imperfecta, el tabaco, la malnutrición, patologías, ciertos hábitos de vida que implican falta de actividad física, estrés o ansiedad, o algunos tratamientos que pueden tener un efecto en la cicatrización también.
Aunque la remodelación se puede considerar completada transcurridos 12 meses, lo cierto es que la piel sigue siendo un tejido vivo y todavía podemos obtener beneficios de aplicar tratamientos reductores de cicatrices como los apósitos de poliuretano transcurridos 24 meses. Esto es especialmente válido en cicatrices que son grandes, que no han evolucionado adecuadamente y son hipertróficas o queloides.
Los apósitos reductores de cicatrices de Trofolastín reducen de forma visible las cicatrices hipertróficas y queloides en 8 semanas, incluso en cicatrices ya formadas. Mediante su mecanismo físico, ejercen una presión constante y modifican las condiciones de humedad bajo el apósito, favoreciendo la adecuada remodelación de las fibras de colágeno, protegiendo de la radiación UV y de la contaminación. Los distintos formatos se adaptan a las formas y localizaciones de todo tipo de cicatrices.
