Los niveles elevados de LDL-colesterol o colesterol `malo´ en sangre, son uno de los factores de riesgo más importantes de enfermedad cardiovascular (enfermedad de las arterias coronarias y accidente cerebrovascular), y de los más difíciles de controlar. Este colesterol se acumula en las paredes de las arterias, se oxida y se ...
Los niveles elevados de LDL-colesterol o colesterol `malo´ en sangre, son uno de los factores de riesgo más importantes de enfermedad cardiovascular (enfermedad de las arterias coronarias y accidente cerebrovascular), y de los más difíciles de controlar.
Este colesterol se acumula en las paredes de las arterias, se oxida y se desencadena un proceso inflamatorio, pudiendo conducir a la aterosclerosis e infarto agudo de miocardio. Por ello tratarlo es fundamental, y las estatinas son los fármacos de elección. Como farmacéuticos, expertos del medicamento, dar una recomendación adecuada cada vez que dispensamos este tipo de fármacos es prioritario para mejorar su eficacia y la adherencia al tratamiento.
Pero también, en el tratamiento de esta patología son importantes los cambios en el estilo de vida, destacando la actividad física y una alimentación adecuada. Por tanto, es importante añadir, en nuestro consejo, pautas sobre qué alimentación es la más beneficiosa en estos pacientes. Por otro lado, la evidencia científica sugiere que la microbiota intestinal de cada una de las personas podría empeorar la evolución de la hipercolesterolemia, o bien ser capaz de reducir los niveles del LDL-colesterol. De manera que la suplementación con probióticos y prebióticos, con el fin de mejorar salud de la microbiota intestinal, puede ser de gran utilidad como complemento al tratamiento de las estatinas.
El consejo farmacéutico para las estatinas
El semáforo de la alimentación
La alimentación para bajar los niveles del LDL-colesterol se debe basar en disminuir el consumo del colesterol dietético y, sobre todo, el de las grasas saturadas. Los alimentos ricos en grasas saturadas son capaces de elevar más el colesterol sanguíneo que los alimentos ricos de por sí en colesterol (colesterol dietético). Además, esta alimentación debe estar orientada a mejorar la salud de la microbiota intestinal. Por tanto:
Suplementación para la salud intestinal
El uso de complementos alimenticios a base de probióticos y prebióticos, capaces de aumentar la abundancia de las especies microbianas beneficiosas para el intestino, es un complemento al tratamiento farmacológico de la hipercolesterolemia.
Probióticos
Concretamente, las cepas vivas de bacterias procedentes del género Lactobacillus y Bifidobacterium son capaces de reducir los niveles de LDL-colesterol y retrasar su oxidación, evitando el desarrollo de la aterosclerosis.
Los mecanismos por los que estas bacterias son capaces de disminuir este colesterol son muy diversos, y pueden variar según cada especie.
Así pues, este efecto hipocolesterolemiante puede tener lugar cuando:
Prebióticos
Destacan los betaglucanos (polisacáridos procedentes de la avena y el trigo), el psyllium (fibra soluble procedente de la cáscara de las semillas de Plantago) e inulina (polisacárido procedente de raíces y rizomas de determinadas plantas). Entre sus acciones, están la de disminuir la inflamación asociada a esta dislipemia, y tanto los betaglucanos como el psyllium aumentan el aprovechamiento del colesterol circulante para la producción de novo de las sales biliares.
Estos probióticos y prebióticos se pueden unir en la misma formulación para optimizar el beneficio sobre la microbiota intestinal (simbióticos). Y cabe señalar que se requieren de más estudios para determinar con mayor exactitud la dosis y la duración del tratamiento con estos complementos.
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