Asocian contaminación atmosférica y lumínica con cáncer de tiroides infantil

El cáncer de tiroides es uno de los cánceres de más rápido crecimiento entre niños y adolescentes; sin embargo, hay escaso conocimiento, de momento, sobre sus causas en esta población. De ahí que, según se desprende de un reciente estudio, reducir la exposición a la contaminación atmosférica y gestionar la contaminación lumínica podrían ser medidas a sopesar para proteger a este grupo poblacional frente al riesgo que representa dicha patología.

Estado: Esperando

21/04/2025

A medida que se incrementa la incidencia del cáncer de tiroides pediátrico a nivel mundial, mayor sospecha sobre la exposición ambiental como hipotético factor de riesgo, según se desprende de un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Yale en  Connecticut (EEUU). El trabajo, publicado en 'Environmental Health Perspectives' sugiere, en ...

A medida que se incrementa la incidencia del cáncer de tiroides pediátrico a nivel mundial, mayor sospecha sobre la exposición ambiental como hipotético factor de riesgo, según se desprende de un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Yale en  Connecticut (EEUU). El trabajo, publicado en 'Environmental Health Perspectives' sugiere, en concreto,  que la exposición temprana a dos contaminantes ambientales generalizados (la contaminación del aire por partículas pequeñas y la luz artificial exterior durante la noche) podría aumentar el riesgo de este tipo de cáncer.

"El cáncer de tiroides es uno de los cánceres de más rápido crecimiento entre niños y adolescentes; sin embargo, sabemos muy poco sobre sus causas en esta población", según la Dra. Nicole Deziel, profesora asociada de epidemiología (ciencias de la salud ambiental) y codirectora del Centro de Epidemiología Perinatal, Pediátrica y Ambiental de Yale . "Nuestro estudio supone la primera investigación a gran escala que sugiere que estas exposiciones tempranas, específicamente a PM2.5 y a la luz exterior nocturna, podrían influir en esta preocupante tendencia".

El estudio, un esfuerzo colaborativo que involucró a varios departamentos e instituciones de Yale en Estados Unidos, halló una asociación significativa entre la exposición a la contaminación atmosférica por partículas finas (PM2.5) y la luz artificial nocturna (O-ALAN) y un mayor riesgo de cáncer papilar de tiroides en niños y adultos jóvenes de hasta 19 años. Las exposiciones ocurrieron durante la etapa perinatal, generalmente definida como el período comprendido entre el embarazo y un año después del nacimiento.

El equipo de investigación analizó datos de 736 personas diagnosticadas con cáncer papilar de tiroides antes de los 20 años y de 36.800 participantes de control emparejados según su año de nacimiento. Mediante modelos geoespaciales y satelitales avanzados, el equipo evaluó la exposición individual a PM2,5 y O-ALAN según su lugar de residencia al nacer. Todos los participantes del estudio eran de California.

Los hallazgos mostraron que por cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico en la exposición a PM2.5, la probabilidad de desarrollar cáncer de tiroides aumentó un 7 % en general. La asociación más fuerte entre la exposición y el cáncer de tiroides se encontró entre adolescentes (de 15 a 19 años) y niños hispanos. De igual manera, los niños nacidos en zonas con altos niveles de exposición a la luz exterior nocturna tuvieron entre un 23 % y un 25 % más de probabilidad de desarrollar cáncer de tiroides, según el estudio.

Tanto las PM2.5 como las O-ALAN se consideran carcinógenos ambientales que, según se ha demostrado, alteran el sistema endocrino , incluida la función tiroidea, en adultos. Las partículas asociadas con las PM2.5 representan una amenaza porque son lo suficientemente pequeñas como para ingresar al torrente sanguíneo y pueden interferir con la señalización hormonal, incluyendo las que regulan las vías cancerígenas. Se ha demostrado que la luz artificial nocturna en exteriores suprime la melatonina y altera los ritmos circadianos , lo cual también puede influir en las vías cancerígenas reguladas por hormonas.

"Estos resultados son preocupantes, especialmente considerando la prevalencia de ambas exposiciones. Se encuentran partículas finas en la contaminación atmosférica urbana debido al tráfico vehicular y la actividad industrial, y la luz artificial nocturna es común, sobre todo en zonas urbanas densamente pobladas", afirmó la Dra. Deziel.

Los investigadores enfatizaron que se necesita más trabajo para replicar y ampliar sus hallazgos, utilizando métricas de exposición mejoradas y diseños longitudinales. "Nuestros resultados señalan la importancia crucial de abordar los factores ambientales en la investigación del cáncer infantil. Reducir la exposición a la contaminación atmosférica y gestionar la contaminación lumínica podrían ser medidas importantes para proteger la salud infantil", concluyó dicha investigadora.

Autor: IM Farmacias
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