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La apnea obstructiva del sueño (AOS) se asocia con disfunción de los sistemas cardiovascular, metabólico y neurológico. Sin embargo, hasta la fecha, la relación entre esta patología y el deterioro de la memoria, los efectos de las intervenciones y las vías subyacentes no han sido bien estudiadas. Sobre ello se han ...
La apnea obstructiva del sueño (AOS) se asocia con disfunción de los sistemas cardiovascular, metabólico y neurológico. Sin embargo, hasta la fecha, la relación entre esta patología y el deterioro de la memoria, los efectos de las intervenciones y las vías subyacentes no han sido bien estudiadas.
Sobre ello se han volcado expertos de las Facultades de Medicina Joan C. Edwards de la Universidad Marshall (EEUU) y de la Universidad Jiao Tong de Shanghái (China), quienes revisaron la evidencia de estudios en humanos y animales que muestran que los pacientes con AOS a menudo experimentan deterioros notables de la memoria, en particular en la memoria de trabajo visual y verbal. No en vano, el cerebro es el órgano más sensible a la hipoxia y requiere más energía y oxígeno para preservar su función
Según publican en la revista 'Sleep Medicine Reviews', las características clave de la AOS -hipoxia intermitente (HI) y fragmentación del sueño (FS)- desencadenan procesos biológicos como neuroinflamación, estrés oxidativo, daño neuronal, alteración de la plasticidad sináptica y disfunción de la barrera hematoencefálica. Todos estos factores contribuyen al deterioro cognitivo. La gravedad y la duración de la enfermedad están estrechamente relacionadas con un rendimiento de memoria deficiente, y medidas como el Índice de Desaturación de Oxígeno (IDO) se correlacionan con el grado de deterioro.
La revisión fue coautorada por los Dres. Xiaoman Zhang, Huajun Xu y Shankai Yin, de la Universidad Jiao Tong de Shanghái, y los Dres. David Gozal y Abdelnaby Khalyfa, de la Universidad Marshall.
Eficacia terapéutica
Los autores consideran que si bien la terapia de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) sigue siendo el tratamiento más eficaz para proteger la función cognitiva, apelan a la necesidad de terapias adicionales y herramientas diagnósticas más precisas para identificar y tratar la disfunción de la memoria relacionada con la AOS.
Al respecto consideran que los cambios precoces observados mediante imágenes cerebrales, electroencefalografía y biomarcadores sanguíneos podrían servir como predictores emergentes del deterioro cognitivo.
Los autores también destacan futuras líneas de investigación, incluyendo el papel de la microbiota intestinal, los factores genéticos y los cambios epigenéticos en el deterioro de la memoria relacionado con la AOS. Sugieren que la elaboración de perfiles clínicos multidimensionales podría respaldar el desarrollo de estrategias de tratamiento personalizadas.