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El cáncer colorrectal, frecuentemente asociado a personas mayores, está experimentando un sorprendente aumento entre las mujeres y poblaciones más jóvenes. Este cambio demográfico ha impulsado a la comunidad científica a buscar vías para afrontar los desafíos a los que se enfrentan las mujeres sobrevivientes. Se parte de una de las ...
El cáncer colorrectal, frecuentemente asociado a personas mayores, está experimentando un sorprendente aumento entre las mujeres y poblaciones más jóvenes. Este cambio demográfico ha impulsado a la comunidad científica a buscar vías para afrontar los desafíos a los que se enfrentan las mujeres sobrevivientes. Se parte de una de las consecuencias de esta patología que durante mucho tiempo se ha pasado por alto, como es el efecto que puede tener en la salud sexual de las afectadas, incluso, años después de finalizado el tratamiento.
Sobre esta problemática gira un reciente estudio dirigido por la Universidad British Columbia (UBC) (Canadá). La investigación, publicada en el 'Journal of the National Cancer Institute' tuvo como objetivo localizar patrones y riesgos que, hasta ahora, han permanecido en gran medida ocultos en la concienciación clínica y los sistemas de apoyo a las pacientes.
Entre sus principales hallazgos cabe destacar que las mujeres con cáncer colorrectal tienen más probabilidades de experimentar relaciones sexuales dolorosas, menopausia precoz y otros problemas de salud sexual. El estudio también reveló que las sobrevivientes tenían más del triple de probabilidades de padecer enfermedad inflamatoria pélvica y casi el doble de probabilidades de ser diagnosticadas con endometriosis. Entre las mujeres más jóvenes, el riesgo de insuficiencia ovárica prematura (o menopausia precoz) era un 75 % mayor que en las mujeres sin cáncer.
Y es que los tratamientos contra el cáncer, como la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, se relacionaron con diversos problemas de salud sexual a largo plazo, incluyendo un 67% más de riesgo de dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales), una afección que puede causar angustia grave y afectar la calidad de vida. En el caso de las mujeres diagnosticadas antes de los 40 años, el riesgo aumentó al 90%.
"La salud sexual es fundamental para la calidad de vida; sin embargo, es un área que requiere mucho más énfasis en la atención a los sobrevivientes del cáncer colorrectal. Nuestro estudio demuestra que estos problemas no son infrecuentes: son comunes, significativos y, a menudo, solo se diagnostican bien después de finalizar el tratamiento", afirmó la Dra. Mary De Vera, autora principal y profesora asociada de la facultad de ciencias farmacéuticas de la UBC.
Los autores afirman que sus hallazgos apuntan a la urgente necesidad de una mejor educación, intervenciones tempranas y diálogos más abiertos en los entornos de atención oncológica. «Identificar y reconocer estos problemas es el primer paso hacia una atención más integral y compasiva para las mujeres después del cáncer.
Algo que distingue a este estudio de otros de estas características, es el uso de datos poblacionales, lo que permite detectar tendencias y asociaciones con una solidez y especificidad que series clínicas más pequeñas no pueden igualar. El diseño longitudinal permitió a los investigadores registrar diagnósticos de salud sexual ocurridos años después del tratamiento activo del cáncer, lo que subraya la naturaleza crónica de estas afecciones y el período crítico para las intervenciones de atención a la supervivencia mucho después de que el cáncer se considere curado.