Estado: Esperando
Investigadores de la Universidad de California han desarrollado un virus adenoasociado capaz de infectar neuronas y de inducir en ellas la expresión de caveolina-1, proteína que promueve la supervivencia de estas células nerviosas. En modelos animales que desarrollan espontáneamente la patología amiloide a partir de una cierta edad, la administración ...
Investigadores de la Universidad de California han desarrollado un virus adenoasociado capaz de infectar neuronas y de inducir en ellas la expresión de caveolina-1, proteína que promueve la supervivencia de estas células nerviosas. En modelos animales que desarrollan espontáneamente la patología amiloide a partir de una cierta edad, la administración del virus en el hipocampo previno la aparición de los síntomas y preservó la memoria a niveles comparables a la de ratones de cepas convencionales. También el transcriptoma cerebral de los animales tratados se asemejó al de los normales de la misma edad, caracterizándose por la estimulación de las vías relacionadas con las sinapsis y la cognición y la inhibición de las asociadas a la neurodegeneración.
Algunas de estas observaciones pudieron ser recapituladas en cultivos de neuronas primarias corticales, en las que la terapia génica indujo la fosforilación de dos factores íntimamente vinculados a la actividad sináptica. Brian Head, codirector del estudio, afirma que de estos experimentos in vitro se desprende que la proteína neuroprotectora ADNP media los efectos de la terapia sobre la cognición.
El investigador subraya la relevancia de los hallazgos indicando que los tratamientos biológicos actualmente autorizados en el Alzheimer tienen sólo un moderado impacto sobre la progresión de la enfermedad, lo que indica que la patología amiloide por sí sola es insuficiente para explicar el avance del deterioro cognitivo. En efecto, la patofisiología se caracteriza, además, por la disrupción de un amplio espectro de funciones celulares que afectan a las mitocondrias y al apoyo trófico, entre otros factores, asegura Head. Dados los múltiples mecanismos que contribuyen al desarrollo del Alzheimer, el enfoque ahora evaluado podría ser utilizado para complementar las terapias ya existentes, concluye el científico.