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En el cuerpo, la producción natural de sangre tiene lugar en la médula ósea. Las células madre se convierten en eritroblastos, células precursoras de los eritrocitos (glóbulos rojos). Si bien el proceso de maduración de células madre en eritrocitos está prácticamente optimizado, hasta hace poco tiempo no se sabía con certeza ...
En el cuerpo, la producción natural de sangre tiene lugar en la médula ósea. Las células madre se convierten en eritroblastos, células precursoras de los eritrocitos (glóbulos rojos). Si bien el proceso de maduración de células madre en eritrocitos está prácticamente optimizado, hasta hace poco tiempo no se sabía con certeza qué factores inducen la expulsión del núcleo. Cabe recordar, al respecto, que las células madre son actualmente el método más eficaz para producir sangre artificial, con expulsión nuclear en aproximadamente el 80% de las células. En la etapa final de su desarrollo, un eritroblasto expulsa su núcleo, solo en el caso de los mamíferos,, lo que permite liberar más espacio para la hemoglobina, encargada del transporte de oxígeno
La investigación para desarrollar fuentes alternativas, como la producción de sangre artificial a gran escala, se lleva realizando desde hace décadas, pero aún está lejos de alcanzar su utilidad generalizada. El principal desafío radica en los complejos y aún poco comprendidos métodos por los que nuestro nuestro organismo produce naturalmente este fluido vital.
En este terreno, investigadores de la Universidad de Constanza (Alemania) junto con homólogos de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido), ha descifrado un paso intermedio hacia una comprensión completa de los procesos celulares necesarios para la producción de sangre. Se trata de la señal molecular, quimiocina CXCL12, que desencadena la expulsión del núcleo por parte de los precursores de los glóbulos rojos, un paso clave en su desarrollo.
"Descubrimos que la quimiocina CXCL12, presente principalmente en la médula ósea, puede desencadenar dicha expulsión del núcleo, aunque en interacción con varios factores. Al añadir CXCL12 a los eritroblastos en el momento oportuno, pudimos inducir artificialmente la expulsión de su núcleo", explicó Julia Gutjahr, bióloga en el Instituto de Biología Celular e Inmunología de Turgovia (BITG).
"Nuestra investigación demuestra por primera vez que los receptores de quimiocinas no solo actúan en la superficie celular, sino también en el interior de la célula, lo que abre nuevas perspectivas sobre su papel en la biología celular", apuntó, por su parte, el prof. Antal Rot en la Universidad Queen Mary de Londres.
Para estos investigadores, el hallazgo constituye un avance científico que, en el futuro, debería contribuir a una producción de sangre artificial mucho más eficiente. Sin embargo, consideran que aún se requieren más investigaciones que contribuiría a la generación selectiva de tipos de sangre raros, ayudaría a paliar la escasez o permitiría a las personas reproducir su propia sangre para tratamientos especializados en diversas enfermedades", concluyó la Dra. Gutjahr.