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El autismo muestra una estructura fenotípica compleja: las características centrales pueden variar sustancialmente en gravedad y presentación, y pueden coincidir con espectros extensos y únicos de fenotipos asociados y condiciones coexistentes para cada afectado por este trastorno. Vincular esta heterogeneidad con factores genéticos ha resultado un desafío para la comunidad científica, ...
El autismo muestra una estructura fenotípica compleja: las características centrales pueden variar sustancialmente en gravedad y presentación, y pueden coincidir con espectros extensos y únicos de fenotipos asociados y condiciones coexistentes para cada afectado por este trastorno. Vincular esta heterogeneidad con factores genéticos ha resultado un desafío para la comunidad científica, limitándose la investigación a enfoques centrados en los rasgos en lugar de considerar los fenotipos de los pacientes de manera holística, es decir, la combinación de rasgos de cada uno.
En este terreno, investigadores de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey (EEUU) han logrado identificar cuatro subtipos de autismo clínica y biológicamente distintos, lo que marca un paso transformador en la comprensión de las bases genéticas de la enfermedad, según exponen en 'Nature Genetics'.
El equipo empleó un enfoque centrado en la persona que consideró una amplia gama de más de 230 rasgos en cada participante en el estudio, desde interacciones sociales hasta comportamientos repetitivos e hitos del desarrollo, en lugar de buscar vínculos genéticos con rasgos individuales.
"Comprender la genética del autismo es esencial para revelar los mecanismos biológicos que contribuyen a la enfermedad, lo que permite un diagnóstico más temprano y preciso y orienta la atención personalizada", explicó la autora principal del estudio, Olga Troyanskaya, directora de Princeton Precision Health y subdirectora de genómica en el Centro de Biología Computacional del Instituto Flatiron de la Fundación Simons.
Cuatro subtipos de autismo
Cada uno de los cuatro subtipos identificados presenta rasgos distintivos de desarrollo, médicos, conductuales y psiquiátricos, además de diferentes patrones de variación genética.
-Personas con desafíos sociales y conductuales: con rasgos autistas fundamentales, como dificultades sociales y conductas repetitivas, pero que, generalmente, alcanzan hitos del desarrollo a un ritmo similar al de otros niños sin autismo (37 % de los participantes del estudio)
-Personas con TEA mxto y retraso del desarrollo: tiende a alcanzar hitos del desarrollo, como caminar y hablar, más tarde que los niños sin autismo, pero no suele mostrar signos de ansiedad, depresión ni comportamientos disruptivos. El término "Mixto" se refiere a las diferencias dentro de este grupo en cuanto a comportamientos repetitivos y dificultades sociales. (19% de los participantes en el estudio).
-Personas con dificultades moderadas: presentan conductas esenciales relacionadas con el autismo, pero con menor intensidad que las de los otros grupos, y suelen alcanzar hitos del desarrollo de forma similar a las personas sin autismo (34 % de los participantes en el estudio).
- Personas con afectación amplia: se enfrenta a desafíos más extremos y de mayor alcance, como retrasos en el desarrollo, dificultades sociales y de comunicación, comportamientos repetitivos y trastornos psiquiátricos coexistentes como ansiedad, depresión y desregulación del estado de ánimo (10% de los participantes en el estudio).
El equipo también descubrió que los subtipos de autismo difieren en el momento en que las alteraciones genéticas afectan el desarrollo cerebral. Los genes se activan y desactivan en momentos específicos, lo que guía las diferentes etapas del desarrollo. Si bien se creía que gran parte del impacto genético del autismo ocurría antes del nacimiento, en el subtipo con dificultades sociales y conductuales -que suele presentar importantes dificultades sociales y psiquiátricas, ausencia de retrasos en el desarrollo y un diagnóstico tardío- se encontraron mutaciones en genes que se activan más tarde en la infancia. Esto sugiere que, en estos niños, los mecanismos biológicos del autismo podrían surgir después del nacimiento, coincidiendo con su presentación clínica posterior.
"Es un paradigma completamente nuevo ofrecer a estos grupos un punto de partida para investigar la genética del autismo. En lugar de buscar una explicación biológica que abarque a todas las personas con autismo, los investigadores ahora pueden investigar los distintos procesos genéticos y biológicos que impulsan cada subtipo", concluyó la coautora Chandra Theesfeld, gerente sénior de investigación académica del Instituto Lewis-Sigler y Princeton Precision Health.