Los riesgos para la salud de las aguas de playas y piscinas

Realizar controles y mantenimientos adecuados de las aguas, asegurar la higiene personal y ofrecer información a los usuarios son algunas medidas para prevenir riesgos microbiológicos.

Estado: Esperando

15/08/2025

La profesión farmacéutica interviene en los procesos de vigilancia en salud pública, ámbito en el que colaboran en la gestión de la calidad de las aguas, tanto de consumo, como de recreo, gracias a su formación, entre otras, en microbiología, química, toxicología, legislación sanitaria y salud pública. España es un referente en la calidad de ...

La profesión farmacéutica interviene en los procesos de vigilancia en salud pública, ámbito en el que colaboran en la gestión de la calidad de las aguas, tanto de consumo, como de recreo, gracias a su formación, entre otras, en microbiología, química, toxicología, legislación sanitaria y salud pública.

España es un referente en la calidad de sus aguas de baño, con la gran mayoría de sus playas y zonas recreativas fluviales luciendo el distintivo de "Excelente".

El uso recreativo, deportivo e incluso terapéutico de las aguas de playas, ríos y piscinas está generalizado en nuestra sociedad, sobre todo en verano. Sin embargo, estas actividades, que en vacaciones aportan disfrute y momentos para la relajación, llevan asociadas una serie de peligros para los usuarios, especialmente niños, ancianos, turistas y personas inmunodeprimidas. Estos peligros tienen que ver tanto con la calidad del agua como con el estado y uso de las instalaciones o áreas que rodean la playa.

Claudio Buenestado Castillo, vocal nacional de Salud Pública del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España, recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe "Guidelines for safe recreational water enviroments", describe una serie de peligros que, en el caso de las piscinas, agrupa en tres bloques: lesiones y riesgos físicos, peligros microbiológicos y químicos.

Sobre las aguas de baño de playas y ríos, además de los ahogamientos e insolaciones, los peligros también pueden proceder de la contaminación microbiológica del agua, siendo la contaminación de origen fecal, el riesgo más frecuente, como apunta la OMS.

En el caso de las piscinas, la vocalía nacional explica que la contaminación microbiológica puede proceder de los propios usuarios, tanto sanos como enfermos, que introducen en el agua gérmenes a través de su piel, mucosas, zona anal y genito-urinaria o cuando se producen incidentes por vómitos o heces.

También puede provenir del agua de llenado del vaso de la piscina cuando el agua no tiene un origen adecuado, y de la contaminación ambiental, fundamentalmente, en piscinas descubiertas a las que pueden llegar fácilmente basuras, tierra, agua de lluvia, etc.

Desde la vocalía nacional se detalla que los microorganismos patógenos que pueden llegar al agua de las piscinas por la falta de un buen uso y mantenimiento de las instalaciones pueden causar diversas enfermedades, entre ellas, digestivas (gastroenteritis), dermatológicas (papilomas plantares, pie de atleta y dermatitis), oftalmológicas (conjuntivitis), otorrinolaringólogas (otitis externas y faringitis), así como neumonías y cistitis. 

Respecto a los peligros químicos en las piscinas, la procedencia generalmente es de los productos para el tratamiento del agua y limpieza y sus subproductos tras reacción química con materias orgánicas e inorgánicas presentes en el agua.

En playas y ríos, la contaminación microbiológica de origen fecal constituye el riesgo más frecuente de los asociados al uso de las zonas de aguas de baño. Esta contaminación, comenta la vocalía nacional, puede tener su origen en vertidos de aguas residuales; en los propios usuarios, lo que cobra especial relevancia en zonas de baño con escasa renovación y alta densidad de usuarios; animales domésticos y la fauna salvaje (palomas o animales marinos).

Como sucede en las piscinas, los principales efectos adversos sobre la salud provocados por los patógenos presentes en aguas residuales que pudieran llegar a las aguas de baño son las gastroenteritis, las enfermedades agudas respiratorias, las otitis, las afecciones oculares y las dermatológicas.

También se han observado episodios de dermatitis tras el baño en aguas con blooms (floración o crecimiento rápido) de ciertas especies de cianobacterias.   

Medidas para minimizar los riesgos microbiológicos

Para minimizar los riesgos microbiológicos en piscinas, la vocalía nacional enumera las siguientes medidas:​

- Realizar un mantenimiento adecuado: asegurar niveles correctos de desinfectante y un sistema de filtración eficiente.​

- Garantizar la higiene personal: ducharse antes de entrar al agua y evitar nadar si se presentan síntomas de enfermedades infecciosas.​

- Ofrecer educación al usuario: insistir en la importancia de no defecar ni orinar en el agua y de informar sobre incidentes como vómitos o diarreas.​

- Llevar a cabo análisis microbiológicos periódicos de acuerdo con la normativa vigente para detectar posibles contaminaciones y actuar rápidamente.​

Si hablamos de las aguas de baño de playas o ríos, la vocalía del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España recuerda que, desde los Servicios de Sanidad Ambiental de las comunidades autónomas se gestiona y coordina, durante la temporada de baño, el control y vigilancia continuada de la calidad de las aguas de baño marítimas y continentales de cada comunidad.

El objetivo es identificar, en tiempo real, posibles situaciones de contaminación de las aguas de baño que pudieran ocasionar riesgos para la salud de los usuarios o del entorno gestionando su eliminación, actuando para ello de forma coordinada con otros departamentos de la comunidad autónoma, del Estado o de los ayuntamientos.

Lo cierto es que España es un referente en la calidad de sus aguas de baño, con la vasta mayoría de sus playas y zonas recreativas fluviales luciendo el distintivo de Excelente. Así lo revela el último informe anual sobre las aguas de baño en Europa, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), un documento que ofrece una panorámica detallada sobre la salud acuática del continente.

"Un impresionante 87,6 % de las zonas analizadas en 2024 ostentan la máxima calificación de Excelente. A ello se suma otro 7,6 % de emplazamientos que alcanzan la categoría de Buena calidad. Esto significa que una abrumadora mayoría, más del 95%, de las aguas de baño en el territorio nacional cumplen o superan los estándares de calidad más exigentes", añade la vocalía nacional.

El papel del farmacéutico

Hay que recordar que la sanidad ambiental tiene como objetivo fundamental proteger la salud humana frente a los riesgos derivados del entorno, lo que incluye el control de factores físicos, químicos y biológicos que puedan incidir en la salud pública. En este contexto, las aguas representan un entorno que puede constituir un riesgo sanitario si no se gestiona adecuadamente.

"Dentro del equipo multidisciplinar que trabaja en sanidad ambiental —se enfatiza desde la vocalía nacional—, el farmacéutico cumple un rol cada vez más relevante gracias a su formación en microbiología, química, toxicología, legislación sanitaria y salud pública", entre otras materias.

Entre sus funciones, destacan:

- La vigilancia y control de la calidad del agua. A través del análisis de parámetros microbiológicos y fisicoquímicos, comprueba que las condiciones del agua son seguras para los usuarios y que no existe riesgo de transmisión de enfermedades.

- Supervisión del cumplimiento normativo y de los programas de autocontrol.

- Prevención de riesgos para la salud pública. El farmacéutico identifica estos riesgos y propone medidas preventivas, como el refuerzo de la desinfección, mejoras en la circulación del agua o campañas de información para los usuarios (como ducharse antes del baño o evitar el acceso si se tienen lesiones cutáneas).

- Formación del personal de mantenimiento y educación sanitaria a la población.

- Participación en planes de vigilancia ambiental de aguas de baño.

"Su participación en la vigilancia sanitaria refuerza el enfoque preventivo de la sanidad ambiental y contribuye a reducir la incidencia de enfermedades asociadas al uso del agua en espacios recreativos, evitando, así, la propagación de enfermedades transmisibles por el agua", concluye la vocalía nacional.



Autor: IM Farmacias