Por qué la mayoría de los usuarios abandona los fármacos adelgazantes

La mayoría de los usuarios de fármacos adelgazantes acaban abandonándolo. Es una de las conclusiones de un estudio realizado en más de 77.000 personas en Dinamarca, que ha mostrado cómo concretamente un 52 % de ellas acaba dejando de usar estos medicamentos. Según la exposición, hay múltiples causas para ello, entre ellas el precio del tratamiento, los efectos secundarios y la falta de regulación por parte de un profesional.

Estado: Esperando

19/09/2025

Según la Dra. Cristina López De la Torre, nutricionista y directora del área de odontología y biomedicina de la Universidad Europea de Andalucía, "los ensayos clínicos de semaglutida/Wegovy mostraron alta eficacia, pero también condiciones ideales (tratamiento gratuito, selección de pacientes, seguimiento intensivo…), lo que produce adherencia mucho mayor que en ...

Según la Dra. Cristina López De la Torre, nutricionista y directora del área de odontología y biomedicina de la Universidad Europea de Andalucía, "los ensayos clínicos de semaglutida/Wegovy mostraron alta eficacia, pero también condiciones ideales (tratamiento gratuito, selección de pacientes, seguimiento intensivo…), lo que produce adherencia mucho mayor que en el mundo real. En entornos poblacionales reales aparecen dos fuerzas que aumentan las pérdidas de adherencia: los efectos adversos (sobre todo gastrointestinales) y las barreras económicas / falta de seguimiento estructurado. Por tanto, una tasa de abandono superior al 50 % en uso real —aunque preocupante por sus implicaciones— tiene sentido si lo comparamos con la "vida real" ya mostraban caídas marcadas en adherencia frente a los ensayos clínicos".

Como apunta la experta, el estudio presentado en EASD 2025 fue un análisis poblacional danés dirigido por investigadores de Aarhus. El equipo estimó tasas de discontinuación: ~18% a 3 meses, 31% a 6 meses, 42% a 9 meses y ~52% a 12 meses, esto significa que los investigadores calcularon qué porcentaje de personas que habían iniciado el tratamiento con semaglutida dejaron de tomarlo (es decir, lo abandonaron) en distintos momentos del seguimiento:

  • A los 3 meses, aproximadamente el 18 % ya había interrumpido.
  • A los 6 meses, la cifra acumulada llegaba al 31 %.
  • A los 9 meses, era del 42 %.
  • Y a los 12 meses, algo más de la mitad, ~52 %, habían dejado el tratamiento.

El líder del proyecto fue el Profesor Reimar W. Thomsen (Departamento de Epidemiología Clínica, Aarhus). El trabajo se presentó en el congreso EASD (Vienna, septiembre 2025) y ha sido resumido y citado por varios medios y revistas médicas.

Los motivos

Según la doctora, los efectos adversos que con más frecuencia motivan suspensión del tratamiento son "problemas gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, sensación prolongada de saciedad, disfagia en algunos casos. En ensayos y revisiones estas molestias son la razón principal de abandono, y un bajo porcentaje de pacientes sufre eventos más graves (por ejemplo, colelitiasis, pancreatitis en casos raros), que requieren valoración médica. Además, la presencia previa de trastornos psiquiátricos o uso concomitante de fármacos se puede correlacionar con mayor abandono".

El precio del tratamiento es una de las principales causas, especialmente en tratamientos de largo plazo como estos. Además, informa, en los ensayos clínicos los fármacos se suministran gratuitamente y el seguimiento es intenso; en la práctica real el coste recurrente (en muchos países varios cientos de euros / dólares al mes si no hay cobertura) aparece como un determinante clave del abandono temprano. Así, estudios del "día a día" de pacientes que toman este fármaco y del estudio danés identificaron el gasto de bolsillo y la falta de financiación pública/seguros como factores fuertemente asociados al abandono, y esto aumenta la inequidad: jóvenes y residentes en áreas de menor renta abandonan más.

La accesibilidad económica es crítica en tratamientos crónicos: si el paciente no puede sostener el pago, la adherencia cae y con ella los beneficios clínicos.

Desde su experiencia, cree que existe una percepción errónea del "fármaco adelgazante" como una solución rápida y sin esfuerzo: "Encuestas realizadas a usuarios muestran expectativas altas de pérdida rápida y a veces la falsa creencia que el fármaco "sustituye" cambios de estilo de vida. Cuando la pérdida de peso es más lenta o aparecen efectos adversos, la motivación cae y los pacientes abandonan. Además, si el usuario no entiende que muchos de estos fármacos requieren tratamiento continuado para mantener ese peso perdido, fomenta la idea de "prueba corta" en lugar de un manejo crónico, lo que incrementa abandono y el efecto rebote al suspender el tratamiento".

Así, algunos usuarios reportan frustración al no ver resultados inmediatos. Así, los pacientes tienen expectativas al iniciar un tratamiento farmacológico para la pérdida de peso: "En diferentes ensayos, la semaglutida y fármacos similares producen pérdidas medias notables (p. ej. ~10–15% en condiciones controladas), pero esto ocurre tras semanas/meses y con dosis-titulación y apoyo conductual. En la práctica real la magnitud puede ser menor y más lenta si no se alcanza la dosis objetivo o no hay intervención en estilo de vida. Es fundamental explicar que muchos beneficios desaparecen al interrumpir y que el objetivo a medio-largo plazo es manejo crónico con objetivos realistas (p. ej. mejorar comorbilidades, no sólo "peso ideal")".

Así, como insiste la Dra. López De la Torre la combinación de estos medicamentos con cambios en el estilo de vida (alimentación, ejercicio, salud mental) es esencial: "en los ensayos clínicos se añadieron intervenciones de estilo de vida (dietas estructuradas, ejercicio, apoyo conductual), y la evidencia sugiere que el fármaco + cambios en hábitos produce mejores y más sostenibles resultados que cualquiera de los dos por separado. Además, tras la suspensión del fármaco, gran parte del peso perdido suele recuperarse si no se han consolidado cambios de comportamiento. Por tanto, el fármaco es una herramienta potente pero raramente suficiente por sí sola para lograr y mantener resultados sostenibles en el tiempo sin intervención conductual y cambios en el hábito de vida y seguimiento posterior. Por lo tanto, es fundamental un equipo multidisciplinar para este tipo de pacientes: médicos, nutricionistas y apoyo psicológico".

Según describe la profesional, algunas diferencias sí que existen: las tasas y causas de discontinuación varían por fármaco (p. ej. GLP-1 RAs como semaglutida muestran abandono por GI; los agonistas duales GLP-1/GIP como tirzepatide muestran perfiles distintos de eficacia y tolerabilidad). Sin embargo, en la práctica real la falta de seguimiento y el coste suelen ser factores mayoritarios para todas las clases, por lo que las diferencias de tasa observadas en la vida real a menudo reflejan accesibilidad y manejo clínico más que solo la farmacología.

Estrategias a adoptar

Como detalla la experta, el papel clave del farmacéutico está en una educación previa y durante el tratamiento: explicar administración y dosis, efectos esperables y duración probable del tratamiento. Un plan de manejo de efectos adversos: consejos dietéticos (comidas pequeñas, evitar grasas al inicio, hidratación), cuándo derivar. La comprobación de contraindicaciones e interacciones antes de dispensar. También los recordatorios de seguimiento: coordinar visitas con médico o enfermería para evaluar eficacia y tolerancia. Así como la ayuda en acceso: informar sobre programas de ayuda al paciente, alternativas genéricas (si existen) o medidas para reducir costes y evitar discontinuaciones por precio o el registro y derivación: notificar prescripciones sin plan de seguimiento y proponer valoración multidisciplinar (nutrición/psicología). Pero insiste, "no sólo el papel del farmacéutico es importante, el apoyo de médico y nutricionista es fundamental, así como el apoyo psicológico".

¿Deberían los sistemas de salud regular más estrictamente la prescripción y seguimiento de estos tratamientos para mejorar los resultados en salud pública? Para la experta, "desde la salud pública, hay argumentos a favor de mayor regulación y protocolos además hay que recordar que estos son fármacos para el tratamiento de la diabetes: estos fármacos son efectivos, pero requieren diagnóstico adecuado, evaluación de riesgos, administración y dosis, seguimiento y coordinación con intervenciones en estilo de vida. Regular y garantizar seguimiento (protocolos de administración, acceso a apoyo nutricional/psicológico, criterios de indicación y revisión de continuidad) probablemente mejore resultados poblacionales y reduzca uso inadecuado, inequidades y abandono por costes. Dicho esto, toda regulación debería equilibrar acceso (evitar barreras innecesarias) con seguridad y efectividad demostrada. El consenso en la literatura apunta a la necesidad de modelos integrados de atención para el tratamiento farmacológico de la obesidad".

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Autor: IM Farmacias
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