Estado: Esperando
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta amplias adaptaciones fisiológicas para favorecer el crecimiento embrionario, incluyendo una remodelación corporal integral, que puede inducir aversión a olores y alimentos, así como náuseas y vómitos. Aunque las tasas varían entre las poblaciones, hasta el 80% de las mujeres embarazadas experimentan náuseas ...
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta amplias adaptaciones fisiológicas para favorecer el crecimiento embrionario, incluyendo una remodelación corporal integral, que puede inducir aversión a olores y alimentos, así como náuseas y vómitos. Aunque las tasas varían entre las poblaciones, hasta el 80% de las mujeres embarazadas experimentan náuseas y más del 50% sufren vómitos.
Precisamente, explorar las asociaciones entre los cambios en la experiencia olfativa, las aversiones alimentarias, las náuseas y los vómitos, y las citocinas durante las primeras etapas del embarazo ha sido objeto de un estudio reciente por parte de investigadores de la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), que podría contribuir a reforzar el reconocimiento de que las náuseas y los vómitos son síntomas normales con bases biológicas asociadas a embarazos saludables.
"Las náuseas, los vómitos o la aversión a alimentos u olores no son indicios de que algo vaya mal en la madre o el feto. Probablemente sean una indicación de que todo marcha con normalidad y un reflejo de la respuesta inmunitaria saludable y beneficiosa del cuerpo", expuso, al respecto, Daniel Fessler, profesor de antropología de la UCLA y coautor del trabajo publicado en la revista 'Evolution, Medicine and Public Health'.
Para el estudio, el equipo de antropólogos y epidemiólogos de la UCLA recolectó y analizó muestras de sangre para medir las citocinas, moléculas del sistema inmunitario. Las citocinas son proteínas que envían señales para ayudar al cuerpo a activar una defensa rápida contra las enfermedades y regular la inflamación. Las participantes también completaron cuestionarios sobre síntomas relacionados con las náuseas matutinas y la aversión a alimentos y olores durante las primeras etapas del embarazo. Participaron 58 mujeres latinas del sur de California, a quienes se les realizó seguimiento desde el inicio del embarazo hasta el posparto.
El 64 % de los participantes del estudio experimentó aversión a olores o alimentos, principalmente al humo del tabaco y a la carne. El 67 % reportó náuseas y el 66 % experimentó vómitos.
El equipo del estudio midió las citocinas que promueven la inflamación (proinflamatorias), así como las que la suprimen (antiinflamatorias). Descubrieron que las mujeres que experimentaban aversión al humo del tabaco mostraron un cambio notable hacia una respuesta más inflamatoria. La aversión a los alimentos, las náuseas y los vómitos también se asociaron con un equilibrio inmunitario más proinflamatorio.
"Los humanos tenemos una configuración única: las células fetales están bañadas en sangre materna. La placenta es la más invasiva de todas las de los mamíferos, que se introduce profundamente en el tejido materno. Por lo tanto, necesitamos estrategias únicas para evitar que el sistema inmunitario de la madre ataque al feto", explicó Molly Fox, profesora de antropología de la UCLA.
Los investigadores apuntan a una combinación única de respuestas inflamatorias que funcionan para evitar que el cuerpo de la madre rechace al feto, junto con mecanismos conductuales adaptativos, como las náuseas, que incitan a la madre a evitar alimentos potencialmente dañinos, especialmente durante el primer y segundo trimestre, cuando el feto es más vulnerable.