Estado: Esperando
Cada vez hay más evidencia de que la contaminación del aire inhalada por los conductores de vehículos en la carretera penetra en la circulación sanguínea. Se trata de partículas procedentes, generalmente, de los tubos de escape, del desgaste de los frenos y de los neumáticos, entre otros. Sin embargo, hasta ...
Cada vez hay más evidencia de que la contaminación del aire inhalada por los conductores de vehículos en la carretera penetra en la circulación sanguínea. Se trata de partículas procedentes, generalmente, de los tubos de escape, del desgaste de los frenos y de los neumáticos, entre otros. Sin embargo, hasta ahora, no existían pruebas concluyentes de cómo dichas partículas contaminantes se infiltran en el organismo, habiéndose detectado, además de en el pulmón, en el cerebro y en el corazón.
En ello se han centrado investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido), cuyos resultados se han publicado en 'ERJ Open Research', según los cuales, los niveles de contaminación del aire por partículas en la carretera que pueden afectar al organismo humano eran casi cinco veces más altos que en un edificio de oficinas. En promedio, se encontró una cantidad de partículas adherida de dos a tres veces mayor tras una hora en carretera.
El estudio involucró a 12 voluntarios adultos. Cada voluntario pasó cuatro horas en un edificio de oficinas. Luego, se les pidió que permanecieran durante una hora a menos de diez metros de una concurrida calle londinense. Cada uno llevaba un pequeño dispositivo llamado etalómetro, que medía la cantidad de contaminación por partículas en el aire circundante. Después, regresaron al edificio de oficinas durante una hora más.
Los investigadores tomaron muestras de sangre de los voluntarios después de cuatro horas en la oficina, inmediatamente después de su hora en la carretera y de nuevo después de su hora de regreso a la oficina. Utilizaron microscopios para tomar fotografías detalladas de las muestras de sangre, lo que les permitió ver y cuantificar las partículas de contaminación adheridas a los glóbulos rojos.
Partículas adheridas a glóbulos sanguíneos
Al examinar las muestras de sangre, los investigadores detectaron un aumento en la cantidad de partículas contaminantes adheridas a los glóbulos rojos de los voluntarios tras pasar tiempo al borde de la carretera.
En algunas personas, los niveles disminuyeron después de una hora fuera de la carretera, mientras que en otras los niveles se mantuvieron altos, lo que sugiere que podría haber diferencias en cómo el organismo de las personas lidia con la contaminación que respiran.
Aunque sólo una pequeña proporción de glóbulos rojos transportaban partículas tras la exposición a la contaminación del aire de la carretera (alrededor de dos o tres de cada mil), los investigadores calcularon que en los cinco litros de sangre que circulan en el cuerpo humano, se supondría que alrededor de 80 millones de glóbulos rojos estarían transportando partículas después de permanecer cerca de una carretera principal durante una hora.
Para confirmar sus hallazgos, los investigadores expusieron glóbulos rojos humanos y luego ratones a partículas de escape de diésel en el laboratorio. Descubrieron que las partículas se adherían fácilmente a los glóbulos rojos humanos y de ratón, y cuantas más partículas añadían, más se adherían a los glóbulos rojos.
También analizaron algunas de las partículas contaminantes encontradas en las células sanguíneas de los voluntarios y descubrieron que contenían hierro, cobre, silicio, cromo y zinc, que se sabe que se producen por los gases de escape de los vehículos, así como plata, cobre y molibdeno, que se producen por el desgaste de los frenos y los neumáticos. Las partículas tenían un tamaño de 2,5 micrómetros o menos, lo que corresponde a la medida PM2,5 utilizada para monitorizar la contaminación atmosférica.
"Estamos encontrando cada vez más evidencia de que las partículas de contaminación del aire están llegando a muchos órganos diferentes del cuerpo y ahora tenemos evidencia clara de cómo podría suceder eso. Con este conjunto de experimentos, hemos demostrado que las diminutas partículas de contaminación del aire secuestran nuestros glóbulos rojos, lo que significa que también pueden viajar a casi cualquier parte del organismo", explicó el prof. Jonathan Grigg, de la Universidad Queen Mary.
Este estudio arroja luz sobre cómo estas peligrosas partículas podrían infiltrarse por el organismo a través del torrente sanguíneo. Al respecto, "podríamos reducir el riesgo con el uso adecuado de mascarillas protectoras. Esto podría ser beneficioso para las personas vulnerables debido a una enfermedad pulmonar o que no pueden evitar pasar tiempo junto a una carretera con mucho tráfico. Asimismo, necesitamos leyes que reduzcan drásticamente la contaminación del aire y reduzcan el riesgo para todos", indicó por su parte la prof. Ane Johannessen, responsable del grupo de expertos en epidemiología y medio ambiente de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS).