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El cuello uterino es una interfaz mucosa crucial que equilibra la defensa inmunitaria y la función reproductiva. Sin embargo, aún se desconoce cómo sus distintos compartimentos epiteliales coordinan las respuestas a la infección. En este terreno, un equipo internacional de investigación, coordinado desde la Universidad de Aarhus (Dinamarca) ha realizado ...
El cuello uterino es una interfaz mucosa crucial que equilibra la defensa inmunitaria y la función reproductiva. Sin embargo, aún se desconoce cómo sus distintos compartimentos epiteliales coordinan las respuestas a la infección. En este terreno, un equipo internacional de investigación, coordinado desde la Universidad de Aarhus (Dinamarca) ha realizado una investigación, dirigida por la profesora asociada Cindrilla Chumduri, que demuestra cómo el cuello uterino no es solo una barrera física, sino un tejido verdaderamente inmunocompetente que orquesta mecanismos de defensa complejos.
Para la realización del estudio se integraron organoides cervicales tridimensionales derivados de pacientes, transcriptómica unicelular y análisis de tejido nativo con la finalidad de construir un atlas de alta resolución de la diversidad celular epitelial y la dinámica inmunitaria durante un proceso concreto de infección por Chlamydia trachomatis, la infección bacteriana de transmisión sexual (ITS) más común en el mundo.
Los hallazgos obtenidos resaltan una red inmune intrínseca-epitelio sofisticada y altamente organizada para la defensa de la mucosa cervical. Dentro de cada región, subtipos epiteliales especializados asumen funciones específicas, como la reparación, la regeneración o la amplificación inmunitaria.
"Lo más sorprendente fue que las células no infectadas se volvieron inmunológicamente más activas. Captaron señales de socorro de las células vecinas e iniciaron una respuesta de defensa. Esto demuestra la increíble sofisticación de estos tejidos", según el investigador postdoctoral Pon Ganish Prakash, primer autor del estudio.
Los resultados establecen, además, una plataforma fisiológicamente relevante para estudiar las interacciones huésped-patógeno y guiar terapias mucosas dirigidas contra infecciones y patologías del tracto reproductivo. Según los investigadores, los organoides derivados de pacientes aportan una nueva y poderosa plataforma para estudiar cómo infecciones como el VPH y la clamidia afectan el tejido cervical a lo largo del tiempo, y cómo las coinfecciones pueden aumentar los riesgos de enfermedades.
"Los miniórganos son como una ventana al tejido humano, nos permiten probar ideas y tratamientos en modelos muy realistas, mucho más precisos que los métodos de laboratorio tradicionales", explicó, al respecto, el posdoctorado Naveen Kumar Nirchal, coautor del estudio.