Según un estudio publicado por Janssen y la consultora Deloitte, esta rama de la farmacología requiere de nuevas estrategias de negocio para encarar el futuro, debido a su gran inversión de tiempo y dinero en I+D.
No hay duda de que la industria biofarmacéutica se enfrenta a tiempos difíciles. Pese a que el sector biofarmacéutico produce un gran valor social en Europa, la innovación que lo hace posible cuenta cada vez con más obstáculos. Además, la población europea envejece rápidamente, lo que complica que las regulaciones ...
No hay duda de que la industria biofarmacéutica se enfrenta a tiempos difíciles. Pese a que el sector biofarmacéutico produce un gran valor social en Europa, la innovación que lo hace posible cuenta cada vez con más obstáculos. Además, la población europea envejece rápidamente, lo que complica que las regulaciones y los gobiernos puedan encontrar un equilibrio en los gastos sociales y de sanidad de una manera sostenible.
“Estos retos son en realidad aquello en lo que debemos invertir”, asegura Jane Griffiths, presidenta de la corporación Janssen, responsable de un estudio presentado junto a Deloitte, y que han dado en llamar “Gran valor, gran incertidumbre: Valorando el riesgo en la investigación biofarmacéutica y otras industrias. Investigando el futuro de la salud”. Esta incertidumbre a la que apelan es el resultado de una inversión que se ve sobrepasada por el peso creciente de las enfermedades y por la necesidad de una innovación que pueda llegar a marcar una diferencia dramática.
Pero ¿cuáles son los riesgos encuentran actualmente las compañías biofarmacéuticas en Europa? Para esta investigación, Janssen decidió ponerla en comparación con otras industrias que desarrollan productos de innovación, en este caso, las industrias de la automoción y de los aviones comerciales. Junto con el sector de la biofarmacia, los tres invierten la mayor parte de sus recursos en investigación y desarrollo de producto. Sin embargo, es en la industria biofarmacéutica donde la mayor parte de los ingresos se reinvierten en I+D, lo que quiere decir que es donde existe el mayor riesgo de fracaso en función de la inversión realizada.
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