Las mascotas se hacen un merecido hueco en la farmacia

Los medicamentos veterinarios existen desde tiempos inmemoriales, pero nunca antes habían sido tan necesarios para controlar y prevenir enfermedades, así como para proteger el bienestar de los animales.

27/04/2016

La aparición de nuevas patologías, el cambio climático, la propagación de enfermedades conocidas a nuevas zonas geográficas y los nuevos conocimientos sobre la convergencia de la salud pública y la sanidad animal, son sólo algunos de los problemas que deben enfrentarse en todas partes del mundo con un mayor número ...

La aparición de nuevas patologías, el cambio climático, la propagación de enfermedades conocidas a nuevas zonas geográficas y los nuevos conocimientos sobre la convergencia de la salud pública y la sanidad animal, son sólo algunos de los problemas que deben enfrentarse en todas partes del mundo con un mayor número de fármacos seguros, eficaces y de gran calidad.

Todos esos factores, sumados a la previsible duplicación de la demanda mundial de proteínas animales en 2050, según la Organización Mundial de Sanidad Animal, imponen un control veterinario de las enfermedades aún más eficaz. Para lograrlo, será preciso apoyar las inversiones y la innovación en el desarrollo de nuevos medicamentos, así como la utilización de los fármacos autorizados. La investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos de uso animal exigen largo tiempo e importantes inversiones, pero el número de empresas especializadas en ese ámbito ha disminuido en los últimos años. Los motivos de ese retroceso notorio de la industria de la sanidad animal suscitan distintas opiniones, pero se considera unánimemente que las crecientes exigencias de los servicios de homologación de todos los  países para autorizar nuevos fármacos, o prolongar las autorizaciones de los productos existentes, ponen coto a las inversiones en nuevas investigaciones y tecnologías.

Los últimos avances en el desarrollo de vacunas mediante la tecnología del ADN recombinante para prevenir enfermedades que en un pasado fueron sumamente difíciles de controlar y diezmaron la producción pecuaria de muchas regiones, en particular las más pobres, son muy prometedores.  La conciencia de la necesidad de contar con un suministro adecuado de productos veterinarios en todo el mundo es cada vez mayor, pero ese avance entraña responsabilidades adicionales para quienes los utilizan.

Si bien es evidente que los animales también necesitan medicamentos, todas las partes involucradas en la sanidad animal deben aplicar medidas que garanticen su uso adecuado y prudente, en particular en el caso de los antimicrobianos que amenazan permanentemente con transmitir la resistencia a esos fármacos de los animales a los seres humanos. Es difícil prever cuál será la próxima entidad patológica que afectará a los animales, o cuándo aparecerá. Pero como más del 60% de las infecciones que afectarán a los seres humanos son zoonóticas, podría tener graves consecuencias en la sanidad animal y la salud pública.

La capacidad para contener dichos brotes dependerá en gran medida de los medicamentos veterinarios. Indudablemente, estos fármacos son cada vez más necesarios, y el papel de la farmacia resulta fundamental. Del mismo modo que existen medicamentos para uso humano, en la oficina de farmacia también se preparan medicamentos para uso animal. Las especies animales necesitan una dosificación diversificada, consecuencia de sus distintos pesos y tamaños, incluso porque el propio funcionamiento fisiológico es diferente en cada especie. No es lo mismo un canario que un perro, ni un conejo que una vaca. Es evidente que sus desiguales sistemas digestivos, al igual que los respiratorios, tienen particularidades que son las responsables de estas diferentes respuestas a los regímenes terapéuticos. Por tanto, en cuanto a la acción medicamentosa de los fármacos, no pueden hacerse extrapolaciones de un grupo a otro de animales.

Es de especial importancia el control que se debe hacer de la dispensación de estos medicamentos. Así, esta dispensación, como la de cualquier otro medicamento, debe hacerse bajo control farmacéutico, ya sea en la oficina de farmacia o en los establecimientos comerciales detallistas donde se venden este tipo de medicamentos dedicados al uso animal. Esa dispensación controlada ayuda a conseguir que la utilización de los medicamentos se haga de acuerdo a la prescripción veterinaria. Además, la actuación del farmacéutico garantiza que el medicamento va a tener una adecuada garantía de calidad, así como de conservación y por tanto, que va a seguir la misma vigilancia que en el caso de los medicamentos para uso humano. (…)

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Autor: IM Farmacias
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