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sino ejercer una buena labor de prevención sanitaria”. Desde el barrio de las Delicias de Zara- goza donde está localizada su farmacia preocupa cada vez más el problema de la renovación generacional. “Fundamental- mente dispensamos medicamentos, pero también intentamos ampliar las ventas en los productos de venta libre. Dentro de los fármacos que dispensamos, la categoría más importante son los fármacos indicados para disminuir el riesgo cardiovascular”. Así, si bien es cierto que la principal labor del farmacéutico es la dispensación, cada vez está más preparado para realizar otras labores en materia de prevención y de educación en salud, entre otras. “El proble- ma es que esas labores no están retribuidas económicamente, y si lo están, existe tal competencia con otros sectores que impide que sean una partida importante en nuestras cuentas de resultados”. Y es que la incorporación de nuevos servi- cios en la farmacia requiere tiempo, además de recursos tanto económicos como per- sonales. “Sin duda alguna, por la afluencia y la confianza que depositan en nosotros los pacientes tenemos la oportunidad de aumentar el número de servicios con la inten- ción de fidelizar y mejorar su calidad de vida”, asegura Miguel, y concluye: “No obstante, no creo que sea el futuro de la farmacia, será una pequeña parte del futuro de la farmacia”. Una farmacia comprometida con la salud de la población y con el ahorro del siste- ma sanitario. “El futuro del sector pasa por la capacidad que tengamos las oficinas de farmacia de implementar todos los avances tecnológicos. En un sector como el nuestro, tan encorsetado y totalmente atomizado –di- ficultades para generar economías de escala, disparidad de criterios– es difícil plantar cara a los grandes grupos empresariales que tie- nen su mirada puesta en nosotros”. “No creo que los servicios sean el futuro de la farmacia, serán una pequeña parte del futuro de la farmacia”

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