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el farmacéutico Moisés Fernández-Roldán (Toledo) Moisés es farmacéutico en Ciruelos, un municipio toledano de casi 600 habitantes. Nos acercamoshastaallí paraconocer cómosevive elmomento actual de la farmacia enelmundo rural deCastilla-LaMancha. “Adquirí lafarmacia mediante un traspaso en 2009, en plena crisis. Al principio todo fue bastante duro, comenzaron los recortes, impagos, etc. No sabíamos cómo íbamos a salir adelante. Lo único positivo fue la buenaconexiónconlagentedeCiruelos, quenos mostró su apoyo incondicional”. La zona en la que trabajaMoisés presenta una población muy variada, pues atiende tanto a personas mayores con problemas crónicos como a jóvenes con niños: “Procuro en todo momento adaptarme a las necesidades del paciente y escucharle, en algunos casos es todo lo que necesitan”. Una labor, la del farmacéutico, no solo sanitaria, sino también y especialmentehumana, actuandoenocasiones como auténticos confidentes. Y es que lo importante en el día a día del farmacéutico es la persona: “Creo firmemente que hay que centrarse siempre en la persona que tienes delante y olvidarte del ruido que siempre hay alrededor”. El factor humano del profesional farmacéutico ha quedado patente de forma muy clara con el Covid-19: “La pandemia ha sido una oportunidad única para reivindicarnos, la población nos ha percibido como esos sanitarios que siempre están ahí y en los que se puede confiar”. Una farmacia que camina hacia un modelo asistencial: “La farmacia busca encajar dentro de nuestro sistema sanitario de una formamás natural, y tener una relación de iguales con el resto de profesionales, fundamentalmente médicos y enfermeros”. Pero para que esto sea posible hay que implicar a la Administración: “Debemos convencerlade lanecesidaddeadoptar algunos cambios legales al respecto”. Por tanto, más confianza en un modelo de farmacia que, como ha quedado patente, es esencial e imprescindible. “En un futuro me gustaría ver la farmacia más implicada dentro del sistema sanitario, realizando servicios como los cribados oel seguimiento faramacoterapeutico, que sonmuyútiles para los pacientes yque, además, contribuyenaoptimizar los recursosde laAdministración”. Servicios que, por supuesto, deberían ser remunerados. En definitiva, una farmacia más presente en el sistema sanitario nacional, lo cual conlleva, Blanca y Laura Puzo (Huesca) Nos trasladamos aunode esosmunicipios con encantode laprovinciadeHuescaparaconocer a Blanca y a Laura Puzo. Para ellas, eso de ser farmacéuticas no es nada nuevo: desde que su madre Ángeles Playán abriera la botica en AlmuniadeSan Juanhaceya40años, la farmacia es su segunda casa. “Nos ha ido transmitiendo supasiónpor estaprofesión. Unode los aspectos quemás nos gusta y nosmotiva es el trato con la gente y la capacidad que tenemos de ayudar y orientar a las personas a la hora de cuidar de su salud”, asegura Blanca Puzo. Estas jóvenes entusiastas se desviven día a día por atender a sus pacientes -también amigos- de la farmacia rural de Almunia de San Juan, que cuenta con apenas 700 habitantes. “Además,gestionamos losbotiquines farmacéuticos de Pueyode SantaCruz, Alfántega, Castejón del Puente, Azanuy-Alins de Monte y Peralta de Calasanz”, explican. Una labor ingente y meritoria que evidencia el rol de servicio público inherente a la farmacia: “Como suele ocurrir en el ámbito rural, el perfil de paciente que acude a nosotros es de persona mayor, aunque en los últimos años cada vez hay más jóvenes que vienen a vivir a los pueblos en busca de una mejor calidad de vida”. La crisis del Covid-19 ha dejado patente la esencialidad de la atención farmacéutica. Una oportunidadmás para demostrar la necesidad de la red de farmacias, que ha sido decisiva en lagestiónde lapandemia. “Aunqueenelmundo rural el trato con la gente es muy cercano y nos permitetenerunfeedbackdeinformaciónpresencial yal instante, el coronavirusha incrementado las consultas farmacéuticas. Desde la farmacia hemosaclaradodudas,hemos transmitidomensajes de tranquilidad y, en definitiva, nos hemos asimismo, “potenciar la farmacia rural y conseguir que sea sostenible”, explica Moisés, y añade: “Nodebemosolvidarqueel farmacéutico rural es, enmuchos casos, el único sanitario que atiende a la población de manera continuada, actuando como freno a la despoblación y posibilitandoque estas zonas tenganun futuromás prometedor”. mostrado solícitas a todo cuanto necesitaban nuestrosvecinos”, recuerdan lashermanasPuzo. Botica rural que presta sus servicios mayoritariamente a personas de avanzada edad polimedicadas en busca de su medicación, LauraPuzoaseguraque “somosespecialistasen el medicamento, y los pacientes confían en ello. Sinembargo, estosúltimosañoshanaumentado las consultas de servicios como la nutrición y la dermo-cosmética,por loquesiempreestamosen continua formación con el fin de ofrecer el mejor servicio a nuestros usuarios”. Servicios como la toma de tensión o la realización de SPDs son ya habituales en la botica, y los clientes los demandan: “Creemos que la farmaciadebeevolucionarhaciaunámbitomás asistencial dondese facilite informaciónyseayudealusuarioaconocerycontrolarsusalud”. Unos servicios enfocados a la asistencialidad que, lógicamente, deben ser remunerados. Algo que las hermanas Puzo tienen claro por dos motivos: “porque cada vez el precio de losmedicamentosesmenor, yporquenosotras invertimos tiempo y recursos para poder ofrecerlos desde un ámbito profesional”. Con todo, el futuro del sector de la farmacia pasa por un mayor reconocimiento social. “Somos un servicio sanitario, profesional yesencial y, sobretodo,defácilacceso para todo el mundo dentro de la salud pública”, concluyen Blanca y Laura antes de despedirse. Escanea el código QR para saber más sobre Moisés

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