ESPECIAL DERMOFARMACIA 22 activo por separado. En cosmética, repite,“lo esencial es individualizar”. Cada paciente requiere unos cuidados específicos para su piel. Existen mezclas de principios activos que, a priori, no serían recomendables, pero que, bajo criterio profesional, y siempre de manera individualizada, pueden dar resultados óptimos. “Los usuarios están inmersos en una pandemia de ‹sobre-información›, la cual, por desgracia, en gran parte de los casos, proviene de fuentes no veraces, honradas ni fiables”, critica Llácer. Arguye que “los bulos, los falsos mitos, la quimiofobia, o claims como ‹toxic free› o ‹cruelty free› hacen que muchas veces el consumidor se crea en posesión de la verdad”. Contra eso, los farmacéuticos tienen que luchar cada día. Así, existe un problema no solo en cuanto a la posible interacción de activos de cara al consumidor, sino también en sus posibles efectos adversos derivados de un mal uso. La ‘cosmética casera’ se hace viral por redes sociales, y “este tipo de práctica sin conocimiento es extremadamente peligrosa para la salud cutánea”. Alerta de que mezclar en la misma fórmula, o incluso en rutinas de layering, activos que pueden ser potencialmente irritantes para la piel como retinol y alfa-hidroxiácidos, puede acarrear alteraciones cutáneas importantes. El desconocimiento de si un activo es fotosensible, fotosensibilizante o su efectividad según el rango de pH de la fórmula final son aspectos que no se pueden obviar. Una vez más, “el papel del farmacéutico como educador sanitario es crucial y hay que transmitir el mensaje a los usuarios de que no deben jugar a ser alquimistas de la piel”. Otro gran problema que localiza Llácer en la actualidad es la denominada cosmeticorexia, “esa obsesión y adicción, sobre todo en nuestros jóvenes, al uso excesivo e inadecuado de productos cosméticos y activos no necesarios al estado de la piel”. Los canales de distribución donde prima el autoservicio y una falta de asesoramiento personalizado se convierten en“una pistola cargada para la salud cutánea”. Hace hincapié en que la mayor parte de incompatibilidades entre activos radica en su efectividad en base al rango de pH de la fórmula final y por la posible irritación que pueden producir algunos según el activo o el pH final del producto. Los alfa-hidroxiácidos tienen su mayor efectividad como queratolíticos o renovadores de superficie a pH ácido, mientras que el DMAE o dimetilaminoetanol es efectivo a un pH bastante alcalino, por lo que son activos que no serán compatibles dentro de la misma fórmula teniendo en cuenta la efectividad de estos. Lo mismo ocurre con los AHA y los retinoides, ya estos últimos se formulan a un pH menos ácido que los primeros y, además, en este caso, al igual que los productos que contienen vitamina C pura, se potenciarían los posibles efectos irritantes, por lo que deberíamos espaciarlos y aplicarlos en momentos diferentes de la rutina: en concreto, la vitamina C pura en rutinas de mañana y los AHAs y los retinoides en noches alternas. “Los beneficios de las sinergias entre activos están más que demostrados en la literatura científica y, por ejemplo, la vitamina C potencia su efectividad en presencia de ácido ferúlico y vitamina E en la misma fórmula, siendo menores las concentraciones efectivas que si los formulamos por separado, con los beneficios que ello conlleva para la salud cutánea”, prosigue Llácer. En definitiva, volviendo al punto de partida, el consejo dermofarmacéutico debe ser siempre profesionalizado en todos los sentidos; en activos, sinergias y posibles incompatibilidades dentro de las rutinas; personalizado e individualizado a las necesidades y estado de la piel de cada paciente y en el que siempre haya un seguimiento de la evolución de la consulta para, de esta forma, cuidar de ese lugar en el que habitamos: la piel. Al parecer de Gutiérrez, “los usuarios tienen cada vez más conocimiento sobre los activos utilizados en productos de dermofarmacia”. “Es fundamental que, como profesionales de la salud, estemos un paso adelante en nuestra actualización para poder informarles sobre las posibles interacciones entre estos activos”, añade. Éste es un tema en el que los clientes PRINCIPIOS QUE SÍ SE PUEDEN COMBINAR • Retinol + niacinamida: el retinol es uno de los ingredientes activos antiage más populares por sus grandes resultados, pero no está indicado para determinadas pieles, porque puede llegar a irritar la piel. Al combinar el retinol con vitamina B3 o niacinamida, la posibilidad de irritación disminuye y mejora la potencia de la barrera de la piel. • Retinol + ácido hialurónico: el ácido hialurónico es fundamental en una rutina de belleza. Ayuda a que nuestra piel rejuvenezca, y se puede utilizar en todo tipo de pieles. Se puede combinar con el retinol aplicándolo después del ácido hialurónico, para minimizar una posible irritación y potenciar su función. Hay que recordar que el retinol solo se debe aplicar por la noche antes de acostarse, porque es un producto altamente fotosensible que, con la radiación solar, puede manchar la piel. • Niacinamida + ácido salicílico: esta combinación está indicada especialmente para el tratamiento del acné en pieles sensibles. El ácido salicílico descongestiona los poros y elimina las células muertas, además de calmar la piel. La niacinamida redefine los poros, con gran poder antioxidante, y frena la inflamación producida por el acné. • Ácido hialurónico + AHA/BHA: el ácido hialurónico es un ingrediente activo con un alto poder humectante que hidrata y sella la piel. Gracias a sus cualidades, es la perfecta pareja de baile de los ácidos láctico, salicílico y glicólico (AHA/BHA) para una limpieza en profundidad de los poros y una magnífica hidratación. • AHA/BHA: para conseguir una exfoliación se deben combinar ácidos láctico, glicólico o cítrico, solubles en agua y conocidos como alfahidroxiácidos (AHA), con ácido salicílico perteneciente a los betahidroxiácidos (BHA), solubles en aceite. En otras palabras, los BHA actúan profundamente dentro del poro y los AHA en la parte más superficial de la piel. • Vitamina C + vitamina E: las vitaminas C y E poseen los mismos beneficios y, al mezclarse, se potencian porque penetran en la piel de manera diferente. Juntas tienen un gran poder antioxidante, protegen de las agresiones externas a la piel y la calman del estrés. Fuente: Elena Hernández Navarro LOS USUARIOS SUELEN TENER UN CONOCIMIENTO LIMITADO Y EN OCASIONES ERRÓNEO SOBRE LAS POSIBLES INTERACCIONES ENTRE ACTIVOS
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