IMFarmacias_99

| 98 monográfico asentar las bases de su alimentación futura, así que si le ofrecemos una alimentación variada, con diferentes sabores, texturas, colores y olores, donde pruebe una amplia variedad de alimentos, desde cero, le estamos haciendo un regalo para toda su vida adulta. De hecho, la base del BLW consiste en ofrecer al bebé, que elegirá de manera autónoma, la máxima variedad de alimentos de manera progresiva, sin seguir ningún criterio de introducción conven- cional, respetando eso sí unas precauciones lógicas para evitar atragantamientos y reacciones alérgicas. Al margen de estas nuevas corrientes, nadie puede negar la co- modidad, por un lado, y la seguridad por otro, que ofrece a las madres y a los padres alimentar a sus bebés con potitos, papillas y purés que por un lado, les dan la tranquilidad de que pueden ser fácilmente digeridos por sus pequeños, teniendo la certeza de la cantidad que comen, y por otro resulta más conveniente, al administrarlos ellos mismos con cuchara, evitando que toda la comida que se ha ofrecido al bebé de manera autónoma acabe embadurnando el suelo. Evidentemente, la mejor opción en el caso de ofrecer purés y papillas a los bebés es la elaboración casera, pero en los tiempos que corren, con la falta de tiempo, los horarios laborales que im- posibilitan la conciliación, o por encontrarnos fuera de casa, los potitos y papillas que se pueden comprar en la farmacia, siempre son una buena alternativa, de calidad garantizada. De nuevo aquí, el consejo farmacéutico vuelve a ser fundamental ante las numerosas dudas que les surgen a los padres en cuanto a sabores o ingredientes recomendados para las diferentes edades, origen de los ingredientes, etc. En general, los tarritos de inicio, es decir los que se dan a partir de los cuatro meses, son de frutas y cereales sin gluten. Aunque en realidad es preferible esperar hasta los seis meses para introducir la alimentación complementaria. Desde ese momento, se puede optar entre los purés de frutas, de verduras, de cereales y de carne con verdura. Los que ya introducen el pescado se suelen introducir a partir de los ocho meses. En general, los potitos se consideran una buena alternativa, cómo- da para comidas, meriendas y cenas, aunque no es recomendable abusar de ellos en la alimentación de los niños. Por lo que se refiere a las papillas de cereales y las galletas, es importante consultar los ingredientes para decidir en qué momento introducir el gluten. Las papillas tienen que elaborarse con cereales que estén controlados desde su origen, y que hayan sido sometidos a procesos que los hagan más digestibles. También es muy importante que la papilla no contenta azúcares añadidos, debe preservarse a las niñas y niños el máximo tiempo posible frente al azúcar, como mínimo hasta el año de edad. Esto resulta especialmente importante en una sociedad donde la diabetes y la obesidad aparecen a edades cada vez más temprana, incluso en la edad infantil. La comida procesada, la sal y los azúcares, son factores que influyen en su temprano desarrollo. + ñimiento; sin lactosa; hidrolizadas para disminuir los cólicos; leches para prematuros, etc. Papillas y tarritos A partir de los 6 meses de edad, es el momento de ir introduciendo la alimentación complementaria en la dieta del lactante, y es el momento es que sus sentidos se abren al mundo de las texturas y los sabores. Como hemos comentado, es el mejor momento para LA LACTANCIA MATERNA ES CONSIDERADA COMO EL MEJOR MÉTODO DE ALIMENTACIÓN QUE SE PUEDE OFRECER AL LACTANTE EL FARMACÉUTICO ES EL QUE MEJOR CONOCE LA GRAN VARIEDAD DE PRODUCTOS, ADAPTADOS A CADA NECESIDAD ESPECÍFICA

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