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157 • Inmunomoduladores tópicos: sirven para reducir esa respuesta inmunitaria exagerada, disminuyendo la inflamación que provoca. Se suelen aplicar cuando los corticosteroides no son suficientes, aunque se pueden combinar. Tacrolimus y Pimecrolimus. • Antihistamínicos orales: teniendo en cuenta que se trata de una reacción a una respuesta inmunitaria, pueden ayudar a reducir la picazón. Además, muchos de ellos producen somnolencia como efecto secundario, lo que puede ser útil para evitar el picor nocturno y mejorar el descanso. Desclorfeniramina, Clemastina, Cetirizina, Loratadina y Fexofenadina. • Corticosteroides sistémicos: orales o intravenosos, se suelen recomendar cuando la dermatitis atópica no remite con los otros tratamientos y se recomiendan en procesos agudos y como tratamiento de corta duración. Prednisona, Prednisolona, Metilprednisolona. • Inmunosupresores: cuando ya son casos severos y crónicos sin remitir, se puede recetar este tipo de fármaco para reducir la respuesta autoinmune que provoca la inflamación de la piel. Ciclosporina, Metrotexato y anticuerpos monoclonales (Dupilumab, Tralokinumab y Lebrikizumab). A tener en cuenta Las cremas emolientes e hidratantes sirven para mantener la piel hidratada y elástica, a la vez que contribuyen a disminuir la sequedad y los picores y pueden ayudar a prevenir los brotes. Deben ser hidratantes muy intensos con agentes humectantes, con una textura densa y rica para que refuercen la barrera cutánea debilitada y la protejan. No deben contener perfumes ni agentes irritantes como el alcohol o algunos conservantes químico, y es preferible optar por las de tipo hipoalergénico. Ingredientes • Emolientes naturales: como los aceites vegetales de coco, almendras, jojoba, manteca de karité, cacao o cera de abejas. • Ácido hialurónico: con gran capacidad humectante. • Ceramidas: son lípidos naturales que indicaremos especialmente en personas que tienen la piel muy seca, para reparar la barrera cutánea. • Glicerina: ayuda a mantener la humedad en la piel. • Urea: además de humectante es queratolítica, por lo que ayudará a suavizar la piel descamada. • Niacinamida: con propiedades antiinflamatorias, ayuda a reducir la irritación y a mantener la función barrera. • Alantoína: muy calmante y reparadora, contribuye a suavizar la piel. Texturas o bases • Crema: es más fácil de extender. • Pomada: más densa y oclusiva, mejora cuando hay mucha deshidratación y cuando hay descamación. • Loción: se suele aconsejar como alternativa a las más densas, sobre todo si es para una zona en la que se busque una sensación no grasa. • Base anhidra: para pieles extremadamente secas y cuando se busca que dure más su efecto y aplicación. • Base libre de lanolinas y parabenos: ambos componentes suelen ser alérgenos y pueden empeorar la dermatitis, por lo que es mejor prescindir de ellos. ¿Suplementos nutricionales? Desde la farmacia podemos aconsejar algunos suplementos nutricionales que ayudarán a mejorar la hidratación y los lípidos de la piel: • Omega 3, 6 y 9: dentro del omega 3 encontramos los aceites de pescado; en omega 6 los aceites de onagra y borraja, y en omega 9 el aceite de oliva. • Prebióticos y probióticos: ayudarán a restaurar la microbiota intestinal y pueden ofrecer beneficios en la respuesta inmune. • Vitamina D: niveles bajos de vitamina D suelen estar asociados a un mayor riesgo de desarrollar dermatitis atópica y a una mayor aparición de respuestas alérgicas. • Vitamina E: además de aportar lípidos a la piel, es antioxidante. • Zinc: es clave en la respuesta inmune y una buena opción para mejorar y restaurar la piel y la producción de colágeno. • Colágeno: ayudará a proteger la piel y a reparar la barrera cutánea. • Ceramidas: de trigo o de arroz, son muy adecuadas para aportar lípidos a la piel y para contribuir a la mejora de la piel y la barrera cutánea. CONSEJOS PARA EL DÍA A DÍA Hidratar la piel diariamente Lavarse con agua templada, con jabones sin fragancias y sin detergentes Intentar no rascarse para no agravar la irritación y la inflamación Vestirse con tejidos naturales como el algodón, el lino o la seda Seguir una vida ordenada, con horarios de sueño regulares Gestionar el estrés Evitar el alcohol y el tabaco Suprimir los alimentos con alto contenido en alérgenos, como la leche de vaca, el trigo, la soja, los cacahuetes, las nueces, el pescado, los mariscos o el chocolate Evitar alimentos procesados, los que contienen muchos azúcares simples y los muy picantes y condimentados Aumentar la ingesta de alimentos frescos

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