La otitis externa, también llamada `otitis del nadador´, es una inflamación o irritación del Conducto Auditivo Externo (CAE) que puede cursar con o sin infección. El 80% de las otitis externas se producen en verano1 y se estima que entre un 3% y un 10% de la población padecerá una2. ...
La otitis externa, también llamada `otitis del nadador´, es una inflamación o irritación del Conducto Auditivo Externo (CAE) que puede cursar con o sin infección. El 80% de las otitis externas se producen en verano1 y se estima que entre un 3% y un 10% de la población padecerá una2. Se trata de una de las patologías más frecuentes en las consultas de otología, donde estudian y tratan las enfermedades del oído y la exploración funcional de la audición.
Los datos manifiestan que el 90% de las otitis externas tienen un origen bacteriano, favorecido, entre otros factores, por la humedad, el rascado y las anomalías del CAE3 . Su frecuencia excesiva puede derivar en cronicidad y pérdida auditiva, de ahí el papel clave de la prevención en el cuidado de los oídos, sobre todo en verano, que es la época de baños en playas, piscinas y ríos.
Y es que, en un oído sano hay un equilibrio entre la flora bacteriana normal y unas determinadas condiciones de pH, humedad y lubricación (ceras). Un exceso de humedad en el CAE, los lavados frecuentes que alcalinizan el pH del conducto, normalmente con un pH ácido, y la ausencia de cerumen, pueden dar lugar a unas condiciones óptimas para la proliferación de bacterias patógenas que causan la infección3.
Entre los principales signos y síntomas4 de las otitis externas difusas encontramos: otalgia, eritema, otorrea, prurito, sensación de repleción del CAE e hipoacusia o sensación de ensordecimiento.
Medidas de prevención de las otitis
Las medidas de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL) para evitar las otitis son:5,6
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