IMFarmacias_133

18 EL FARMACÉUTICO Raquel Teresa Olmo (Ciudad Real) Raquel recogió el testigo de sus padres, también farmacéuticos, de quienes heredó “una farmacia cuyo objetivo principal era el paciente tratado de manera individualizada y personal. Tuve que trabajar exhaustivamente para ofrecer un servicio parecido donde empatizar con el paciente, con sus enfermedades y con su vida. Ese es mi propósito y lo que más satisfacción me da diariamente”. Ella da todo de sí en cada dispensación, en cada servicio prestado. “Intento potenciar mi lado más humano con las personas polimedicadas y con numerosas enfermedades, pues hay que estudiarlas y realizar un seguimiento farmacoterapéutico continuo”, explica. Para ella, su función diaria se basa en “verificar que el paciente comprende la valoración del médico en relación al diagnóstico y al uso de la medicación, prevenir posibles enfermedades identificando factores de riesgo, detectar los posibles problemas relacionados con la medicación realizando un diálogo con preguntas abiertas y una escucha activa...”Ni más ni menos, y es que la farmacovigilancia, así como los diferentes programas de cribado y detección de enfermedades existentes en la farmacia, no solo garantizan la salud de la población, sino que, además, reafirman los estándares de calidad de vida. Cuando comenzó a trabajar, Raquel percibió que el 50% de los pacientes no eran adherentes al tratamiento o no se lo tomaban de manera adecuada, por lo que decidió implementar estrategias de mejora, como “los sistemas personalizados de dosificación o el seguimiento farmacoterapéutico”. Y es que, tal y como recuerda nuestrea farmacéutica, los beneficios de la adherencia son múltiples e infinitos: “Genera mayor confianza y más y mejor información, reforzando la labor del farmacéutico en el sistema sanitario y en el control y evaluación de los nuevos medicamentos”. En definitiva, si algo caracteriza la farmacia de Raquel es que, la suya, es una ‘farmacia de precisión’. “Al igual que en la medicina de precisión, nos adaptamos a las características individuales e instantáneas de la persona. Hay que prestar especial atención al momento de la dispensación, recabar información referente a las incertidumbres del paciente y conseguir ser un pilar al que poder sostenerse en el curso de su enfermedad”, nos explica antes de despedirnos. “NOS ADAPTAMOS A LAS CARACTERÍSTICAS INDIVIDUALES E INSTANTÁNEAS DE LA PERSONA” Ana Querejeta (Zaragoza) Nuestra siguiente entrevistada es ya la cuarta generación de una tradición familiar que perdura a lo largo del tiempo. Con orgullo lleva el ser testigo de una amplia trayectoria de farmacéuticos: “Mi bisabuelo fue el pionero en 1929, a él le siguiómi abuelo, después mi madre y ahora yo. Lo que más me gusta de mi profesión, sin duda alguna, es el dinamismo que tiene: cada día son personas diferentes, con vidas muy distintas de las que aprendomucho ¡Hay miles de historias detrás de cada paciente!”. Entusiasta y entregada, regenta su farmacia de barrio siempre con una sonrisa tras el mostrador. “El perfil de mis pacientes es, sobre todo, gente mayor y también muchos inmigrantes de países africanos, árabes, sudamericanos, rumanos, etc. Es un barrio con mucha diversidad”, explica, antes de añadir que se enfrenta a ello “apostandopor loasistencial. Al ser una farmacia de barrio tenemos muchas consultas sobre patologías menores”. Y es que, además del consejo farmacéutico, sobre todo realiza una labor social y de educación sanitaria que “va mucho más allá de la dispensación”. La entrada del copago, la receta electrónica, la exclusión de la financiación de muchas especialidades, las bajadas de precios y los problemas con los desabastecimientos... Muchos han sido los cambios acaecidos recientemente, aunque la farmacia, pese a las adversidades, ha sabido adaptarse en todo. Considera que “la entrada de los servicios sanitarios en las oficinas de farmacia es algo muy positivo y complementario a nuestro trabajo diario. Somos los profesionales sanitarios de más fácil acceso a la población”. No en vano, la labor farmacéutica exige una constante formación y actualización de los conocimientos: “Yo, por ejemplo, me he especializado en cesación tabáquica. Desde la farmacia podemos ofrecer profesionalidad, rigor, seguridad y calidad”. Y, por supuesto, estos servicios tienen que ser remunerados. “Hay que darles valor y darnos valor a nosotros mismos. Se trata de nuestro tiempo y trabajo”, asegura sin dudar. Para Ana, medidas como el copago han tenido dos consecuencias. “Una positiva, porque la población ahora esmás consciente del valor que tienen losmedicamentos y semalgastamenos, sólo se compra lo que se necesita y no se acumula. Pero otra negativa: en mi barrio hay muchas personas con pocos recursos económicos que nopuedenpagar laaportación, demaneraque dejan de comprar el medicamento”. Sin embargo, nuestra farmacéutica está más que preparada para hacer frente a los próximos años. Para ella, lo más importante es que “estemos todos unidos e intentar ayudarnos unos a otros, actuando con profesionalidad y sentido común”.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=