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153 Probióticos: la solución La definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de “probiótico” hace referencia a microorganismos vivos que, cuando son administrados en cantidad adecuada, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del huésped. Así, los probióticos han sido la propuesta para devolver el equilibrio a los microbiomas alterados. Los probióticos presentan características comunes para todos ellos, como llegar vivos al lugar donde realizarán su función y permanecer vivos durante el tiempo que la realizan, y disponer de un número de colonias suficiente y estable durante esa vida útil para poder, así, ejercer su función en la microbiota autóctona. No todos los microorganismos aislados funcionan como probióticos, ni todas las cepas de la misma especie se comportan igual ni pueden atribuirse el mismo beneficio. Tampoco los probióticos beneficiosos para una determinada patología lo serán para otras. De las muchas cepas que se aíslan cada año, unas cuantas sirven como probióticas, aunque pocas son las que sobreviven a los obligatorios y estrictos controles de seguridad y eficacia. Ambas cualidades, seguridad y eficacia, deben basarse en estudios realizados en población humana y con una metodología científica adecuada. ¿Cómo funcionan los probióticos? Entre los posibles mecanismos de acción de los probióticos que recoge el consenso de la asociación científica internacional sobre probióticos y prebióticos (The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics - ISAPP), podemos destacar: la resistencia a la colonización por otras especies, la regulación del tránsito gastrointestinal, la normalización de la microbiota, el aumento de la regeneración de enterocitos, la exclusión competitiva de patógenos, síntesis de vitaminas, refuerzo de la barrera intestinal, bloqueo de la adhesión bacteriana, etc. Retomemos el ejemplo de la prevención y tratamiento de la diarrea asociada a la toma de antibióticos. El uso de probióticos en el manejo de esta disbiosis se plantearía con los objetivos de restablecer la microflora intestinal, aumentar la respuesta inmunitaria, competir con las bacterias patógenas y retirar sus toxinas. Además, existe la necesidad de que estas funciones del probiótico no queden mermadas por el propio efecto del antibiótico. Es preciso que el microorganismo seleccionado sea resistente a su efecto y pueda ser administrado conjuntamente en caso necesario. Para esta indicación concreta, los estudios muestran que determinadas cepas de Saccharomyces boulardii reducen el riesgo de diarrea asociada a antibióticos tanto en niños como en adultos de un 19 a un 8,5%. Estudios con la cepa de S. boulardii CNCM I-745 demostraron que esta reducción de la diarrea en contexto de terapia antibiótica también se traducía en una reducción del coste de hospitalizaciones por este motivo. Otro aspecto a destacar es que la asociación al tratamiento antibiótico no reduce su efecto, estabilizando la microbiota intestinal durante y después de la terapia con antibiótico. A partir de la evidencia científica, deben confirmarse aspectos ya más dirigidos a la comerciaBibliografía: • Álvarez G, Mateos AM. Guía de actuación y documento de consenso sobre el manejo de preparados con probióticos y/o prebióticos en la farmacia comunitaria SEFAC (Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria) y SEPyP (Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos) Disponible en: https:// www.sefac.org/sites/default/files/2018-07/GUIA_PROBIOTICOS%20WEB.pdf • Cucalón JM, Baly MG. Actualización en probióticos, prebióticos y simbióticos para el médico de familia. Med Gen Fam. 2020;9(5):243-51. • Czerucka D, Piche T, Rampal P. Review article: yeast as probiotics – Saccharomyces boulardii. Aliment Pharmacol Ther. 2007;26(6):767-78. • Gómez-Eguílaz M, Ramón-Trapero JL, Pérez-Martínez L, Blanco JR. El eje microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones. Rev Neurol 2019;68:111-7. • Guarner F, Khan AG, Garisch J, et al. Guía práctica de la Organización Mundial de Gastroenterología: Probióticos y Prebióticos. 2017. Disponible en: https:// www.worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/probiotics-andprebiotics-spanish-2017.pdf • International Scientific Association of probiotics and prebiotics. Probiotic Checklist: MaKing a Smart Selection 2018. Disponible en: https://4cau4jsaler1zglkq3wnmje1-wpengine.netdna-ssl.com/wp-content/uploads/2018/10/ Probiotic-Checklist-Infographic.pdf • Kaźmierczak-Siedlecka K, Ruszkowski J, Fic M, Folwarski M, Makarewicz W. Saccharomyces boulardii CNCM I-745: A Non-bacterial Microorganism Used as Probiotic Agent in Supporting Treatment of Selected Diseases. Curr Microbiol. 2020 Sep;77(9):19871996. https://10.1007/s00284-020-02053-9 • Moré MI, Swidsinski A. Saccharomyces boulardii CNCM I-745 supports regeneration of the intestinal microbiota after diarrheic dysbiosis–a review. Clin Exp Gastroenterol 2015;8:237-55. https://doi.org/10.2147/CEG.S85574 • Neut C, Mahieux S, Dubreuil LJ. 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Nat Rev Microbiol 2011:9:233-243. https://doi.org/10.1038/nrmicro2536 lización, que incluyen la conservación de los microorganismos, la dosis eficaz, el tiempo de tratamiento, la administración en poblaciones especiales, etc. La Organización Mundial de Gastroenterología (World Gastroenterology Organisation - WGO) ha actualizado recientemente (2023) la ‘Guía práctica para el uso de probióticos y prebióticos’. Este documento constituye una de las fuentes en las que se pueden consultar las aplicaciones clínicas de los probióticos con evidencia científica. Hacia dónde vamos Hasta ahora, muchos de los probióticos que conocemos van dirigidos al tratamiento o prevención de afecciones digestivas concretas, al ser uno de los campos más estudiados. Otro tema a destacar es el abordaje de patologías sistémicas con nuevas generaciones de probióticos, que son objetivo, en la actualidad, de investigaciones en el campo de la obesidad, el síndrome metabólico, el control de la resistencia a la insulina, las enfermedades inflamatorias intestinales, en especial la enfermedad de Crohn, y otros efectos sobre la inflamación. Queda camino por recorrer y muchos aspectos por aclarar, ante un nuevo reto terapéutico que se extiende ya a partir de estudios bien diseñados a distintas disciplinas (aparato digestivo, inmunología, aparato respiratorio, ginecología, neurología, etc.). El creciente conocimiento de composición de la microbiota, las evidencias sobre sus alteraciones en determinadas patologías y la necesidad de avalar, con estudios de investigación, tanto su eficacia como seguridad, constituyen en su conjunto una base sólida para el desarrollo de futuras terapias.

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