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137 este motivo, los organismos reguladores de la UE promueven el etiquetado FPS 50+ como el máximo y desaconsejan la comercialización de productos con FPS mayores. Existe la ‘pantalla total’ Aunque este término aún lo utiliza mucha gente como sinónimo de protección solar muy alta, recordemos que tal grado de protección no está disponible actualmente. En cuanto a protección frente a UVB, disponemos de productos capaces de alcanzar una protección próxima al 100%. Sin embargo, estos valores generalmente se obtienen en situaciones de test ideales (aplicando 2mg por cm2 cada dos horas) que no son equiparables a la vida real. Por otro lado, a pesar de que la normativa europea exige que todos los productos incluyan mínimo una tercera parte del FPS en protección frente a UVA, esta será tan alta como la UVB. Además, apenas hay filtros que bloqueen la luz visible y menos los infrarrojos, con lo que el término ‘pantalla total’, como un producto que bloquee enteramente la radiación proveniente del sol, es altamente inapropiado. Es recomendable aplicar la crema 30 minutos antes de la exposición solar En contra de lo que se pensaba y recomendaba hace algunos años, hoy sabemos que los productos de fotoprotección son efectivos a los pocos minutos de su aplicación sobre la piel y no es precisa ningún tipo de espera para la ‘activación’ de los mismos. Desde una perspectiva puramente práctica, sin embargo, esta recomendación sí puede tener sentido: aplicar el fotoprotector en casa tranquilamente antes de exponernos en la playa o la piscina, probablemente permita una aplicación más homogénea y meticulosa del producto, lo que llevaría a una mejor prevención del daño solar. Los días nublados no hace falta usar protección solar ¿Quién no se ha confiado en exceso en un día de playa nublado? En tales condiciones tenemos la sensación de que los rayos solares no inciden tanto en nuestra piel y parece menos importante el uso del fotoprotector. Es cierto que, parte de la radiación solar, en concreto los rayos infrarrojos, queda bloqueada por las nubes. La menor sensación corporal de calor a consecuencia de esto nos hace percibir una mayor seguridad frente al sol. Sin embargo, los rayos UV sí tienen la capacidad de atravesar las nubes (imagen 2). De este modo, aunque no sintamos calor, esta radiación sí perjudicará a nuestra piel en ausencia de fotoprotector del mismo modo que en un día soleado. Existe el bronceado saludable Tradicionalmente hemos asociado el efecto dañino del sol a la clásica quemadura solar. Intuitivamente es fácil de sentir así, pues esa rojez excesiva en la piel tras una exposición solar intensa es dolorosa y molesta. El tono bronceado que se adquiere sin pasar por una fase de eritema solar siempre ha sido mejor aceptado y no se ha visto como algo perjudicial para la salud. Además, el tono que proporciona se asocia a un aspecto físico saludable. Sin embargo, hoy sabemos que tanto los rayos UVB como los UVA van generando un daño progresivo y acumulativo en la piel. Pequeñas dosis repetidas (sin pasar por quemaduras intensas) también van alterando las características del ADN de las células de la piel que, en un futuro, podrán iniciar un cáncer de piel. Haciendo un paralelismo con el tabaco, si estamos todos de acuerdo en que cualquier número de cigarrillos diarios es perjudicial para la salud pulmonar (sabiendo que, obviamente, a mayor número al día, mayor riesgo de cáncer en el futuro), podemos también estar de acuerdo en que esa acumulación de daño solar en pequeñas dosis, fruto de un ‘bronceado saludable’ está dejando un ‘poso’ en la piel que, a largo plazo, puede pasar factura. Es aconsejable usar lámparas UVA para preparar la piel antes del verano Este mito, en línea con el anterior, sigue también bastante extendido. Sabiendo que la melanina (el pigmento de la piel) tiene la capacidad de proteger a la piel de la radiación UV, algunas personas buscan broncearse para aumentar esta protección. Sin embargo, obtener ese tono bronceado haciendo uso de la misma radiación de la que nos queremos proteger parece que tiene poco sentido. Sabemos que la radiación UVA proveniente de las cabinas de bronceado favorece el cáncer de piel. Por ello, el IARC (International Agency for Research on Cancer), perteneciente a la OMS, considera las lámparas de rayos UV (al igual que la radiación solar) un carcinógeno del grupo 1. Pertenecer a este grupo 1 significa que su implicación en el desarrollo de un tipo de cáncer en concreto (en este caso, cáncer de piel) está claramente establecida científicamente. Como conclusión, la protección solar es un gesto sencillo que, de llevarse a cabo adecuadamente verano tras verano, puede ayudarnos a reducir considerablemente nuestro riesgo de cáncer de piel. No obstante, aún quedan algunas ideas por aclarar a nuestros pacientes. Espero que estos apuntes sobre mitos, aún extendidos, sean útiles para fomentar nuestro papel concienciador en sintonía, desde la consulta y desde la oficina de farmacia. FPS: GRADO DE PROTECCIÓN 0% 20% 40% 60% 80% 100% 50% FPS 2 FPS 15 FPS 30 FPS 50 93% 97% 98% 99% UV INFRARROJOS Imagen 1 Imagen 2

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