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41 El primer paso para abordar los problemas digestivos desde la farmacia es poner orden en la alimentación del paciente. Así nos lo subraya Andreu Prados, redactor cientí co y médico sobre tratamientos para la salud digestiva y miembro de la Vocalía de Alimentación y Nutrición del Colegio O cial de Farmacéuticos de Barcelona. Tomás Andrés Bueno Ibáñez, director técnico propietario de la Farmacia Dr. Bueno, en Madrid, sostiene que, en la farmacia comunitaria, se puede hacer un abordaje integral de los problemas digestivos. De ende que “el farmacéutico, debido a su formación de base, tiene grandes conocimientos y competencias para ayudar a sus pacientes y solucionarles problemas de salud, mejorando su día a día”. Diana Donat Vargas, farmacéutica y dietista-nutricionista de la Farmacia Dra. Sancho y miembro fundador de la Sociedad Española de Farmacéuticos y Nutricionistas Comunitarios (SEFYNC), expone que “los problemas digestivos son un motivo de consulta frecuente en la farmacia comunitaria”. En general, se trata de procesos benignos, pero su persistencia o recurrencia son molestos para el paciente y pueden, incluso, interferir en sus actividades diarias. “La mayoría de las personas con síntomas digestivos primero acude a la farmacia, y posiblemente éste será su único punto de consulta”, razona. Está de acuerdo en que los farmacéuticos comunitarios deben estar actualizados en la actividad asistencial, encaminada a abordar dichos síntomas menores realizando el Servicio de Indicación Farmacéutica, Silvia Palma López, farmacéutica comunitaria en Las Palmas de Gran Canaria. “Los últimos estudios cientí cos resaltan que el 40% de la población sufre trastornos digestivos”, comunica. Según la de nición del Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria (FORO AF-FC), la‘indicación farmacéutica’es“el servicio profesional prestado ante la demanda de un paciente o cuidador que llega a la farmacia sin saber qué medicamento debe adquirir y solicita al farmacéutico el remedio más adecuado para un problema de salud concreto”. Asevera que el abordaje de los problemas digestivos debe realizarse en base a los objetivos de dicho servicio. Primero, entrevista con el paciente y evaluación de la información obtenida. Valorar si el/los problema/s de salud que consulta el paciente se considera un síntoma menor digestivo, al solicitar el servicio. Determinar si el problema de salud referido por el paciente es un resultado negativo a la medicación y tratar de solucionarlo. Proteger al paciente frente a la posible aparición de resultados negativos de la medicación (detectar y corregir las causas prevenibles). Segundo, actuación o intervención. Proporcionar la información necesaria para resolver las dudas planteadas y/o las carencias detectadas por el farmacéutico para que el paciente comprenda y valore la intervención del farmacéutico. Indicar al paciente la opción más adecuada para resolver su problema de salud. En su caso, seleccionar tratamiento no farmacológico (indicar medidas higiénico-dietéticas, educación sanitaria y/o recomendaciones sanitarias), tratamiento farmacológico que no precise prescripción médica (garantizando que el paciente conoce el proceso de uso del mismo y que lo va a asumir) y derivación al médico o a otros servicios farmacéuticos asistenciales, y/o seguimiento farmacoterapéutico. Y tercero, registrar y documentar las intervenciones farmacéuticas realizadas. Cómo ayudar Es principal realizar una entrevista al paciente, para hacer un seguimiento farmacoterapéutico, integrado dentro de la atención farmacéutica. Bueno Ibáñez puntualiza que, “a veces, los problemas digestivos pueden venir de interacciones o reacciones no deseadas de los medicamentos”. Una vez efectuado ese primer paso,“dando a cada paciente el medicamento, complemento alimenticio o producto sanitario que necesita para esa patología en concreto, el que mejor se adapte para recuperar la homeostasis”. Del mismo modo, es fundamental que la indicación farmacéutica esté complementada con consejos dietéticos-nutricionales, y/o posturales, porque mejoran la vida de los pacientes y, en determinadas ocasiones, simplemente con llevarlos a cabo se soluciona el problema de salud. No hay que olvidar, tal y como declara Palma López, que la farmacia comunitaria es un establecimiento fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes por su accesibilidad y cercanía para resolver los síntomas menores digestivos tales como diarrea, estreñimiento, gases, náuseas, dolor abdominal, dispepsia y acidez. “La información relativa a medidas higiénico-dietéticas con recomendaciones saludables y tratamiento farmacológico sin prescripción médica ayudan a casi el 90% de los pacientes, derivando al médico el 10% restante”, describe. El sistema digestivo se encuentra expuesto a una gran cantidad de agentes externos, medicamentos, bacterias, virus, hongos y levaduras que pueden alterar su funcionamiento normal. Las enfermedades gastrointestinales pueden iniciarse cuando el sistema inmunológico reacciona de forma exagerada a una amenaza para el cuerpo y provocan un daño al sistema digestivo. Las afecciones digestivas pueden cursar como leves o graves, y los síntomas y signos pueden variar dependiendo de qué patología o síntoma menor se trate. En muchas ocasiones se confunden los síntomas con los de otras enfermedades o se consideran siológicamente normal en nuestro organismo. Por consiguiente, desde la farmacia comunitaria hay que educar a la población para que pueda diferenciar el cuadro de signos y síntomas que provocan las patologías digestivas más comunes padecidos por los pacientes. El farmacéutico es uno de los profesionales de la salud que los pacientes, precisamente con una salud digestiva comprometida, tienen más a su alcance para pedirle consejo sobre las mejores intervenciones para cuidar el intestino y el microbioma intestinal. Prados aconseja hacer cuatro o cinco comidas al día de pequeño volumen y tomarse tiempo para comer; evitar saltarse comidas o dejar pasar muchas horas entre ellas; beber al menos seis-ocho vasos de líquidos al día, en forma de agua u otras bebidas sin cafeína, por ejemplo, infusiones suaves o caldos vegetales caseros; limitar el té y el café a tres tazas al día; evitar las bebidas alcohólicas y reducir el consumo de bebidas con gas; reducir las comidas altas en grasas y picantes; reducir la ingesta de alimentos ricos en bra insoluble (como harinas y panes integrales o ricos en bra y salvado de trigo); reducir la ingesta de almidón resistente fermentable (alimentos procesados o cocinados y recalentados); reducir los alimentos atulentos (coliflor, chicles y caramelos sin azúcar, legumbres); limitar la fruta fresca a tres raciones diarias (una ración equivale a 80 gramos); que las personas con diarrea eviten los edulcorantes terminados en ol (sorbitol, xilitol, etcétera) que se encuentran en los alimentos y bebidas light (incluidos los chicles) y en algunos productos para diabéticos; que las personas con gases e hinchazón abdominal tomen avena y semillas de lino (hasta una cucharada sopera por día), y añadir un probiótico con respaldo cientí co durante un mínimo de doce semanas para mejorar el bienestar digestivo.

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