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EL FARMACÉUTICO 10 Nina Villasuso (Galicia) La realidad farmacéutica está más presente hoy que nunca. Catarros, gripes, resfriados mal curados... Pero ahí está siempre el boticario para ayudar, aconsejar y, sobre todo, mimar al paciente. Nina lo sabe bien porque lo ha experimentado desde pequeña. Su padre, también boticario, vivía la profesión con gran pasión: “Él estudió Farmacia en la treintena mientras trabajaba en el naval ferrolano y a los 40 años consiguió, mediante concurso público, una farmacia en Monfero, municipio rural del interior de A Coruña”. Ella es el mejor ejemplo de ese legado paterno. Honestidad, prudencia y formación definen su actitud día tras día. Asegura que “lo que más me gusta de mi profesión es la dispensación en un sentido muy amplio del término: con colaboración con el resto de profesionales sanitarios”. Su botica está ubicada en Mugardos, un pequeño pueblo costero de A Coruña. Las personas que acuden a Farmacia Benigna Villasuso Cores suelen responder a un perfil muy concreto: paciente anciano que requiere indicación farmacéutica, toma de presión arterial y glucemia. “Creo que todas las farmacias con perfil asistencial son similares a la mía, pero el profesional siempre es único”, reflexiona. Nina es partidaria de seguir la senda iniciada tanto en prevención y detección como en seguimiento de otras enfermedades prevalentes. Sin embargo, considera que “la Administración -que es nuestro principal proveedor y marca el ritmo- desaprovecha nuestro potencial como profesional sanitario de atención primaria capaz de asumir un papel esencial en prevención, detección y control de las enfermedades crónicas más prevalentes”. “La Administración tiene que apostar sin fisuras por nosotros”, asegura antes de añadir que también es necesario fomentar la comunicación entre médicos y farmacéuticos. La principal labor del farmacéutico es la dispensación, pero también la indicación farmacéutica de medicamentos no sujetos a prescripción médica. “Se trata de otro de los pilares de nuestro ejercicio profesional. Y es necesario registrar estas intervenciones que resuelven muchos problemas sobre el uso de los fármacos”, incide Nina, al mismo tiempo que apuesta por la participación de los farmacéuticos en el registro de factores de riesgo cardiovascular, como es la presión arterial. Para esta entusiasta farmacéutica el futuro está en los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales: “Hay que potenciarlos e implementarlos, pues son el futuro. Debemos pasar del paradigma de ‘venta’ a una atención integral del paciente que priorice el uso correcto de los medicamentos”. En cuanto la remuneración de los servicios profesionales asistenciales, opina que “no se trata de quien lo abone, sino de desarrollarlos de manera adecuada”. El fin es que la población perciba que el farmacéutico comunitario, además de dispensar medicamentos, “contribuye a prevenir y detectar enfermedades y mejorar los resultados en salud y el uso de los medicamentos”. La implementación de dichos servicios es, para nuestra entrevistada, algo básico: “Si no nos adaptamos a realizar servicios asistenciales profesionales relacionados con los pacientes que toman medicamentos, alguien lo hará por nosotros. Finalmente, acabaremos sin contenido profesional”, concluye. “LOS SERVICIOS PROFESIONALES ASISTENCIALES SON NUESTRA BAZA PARA LA SOSTENIBILIDAD FUTURA DE LA FARMACIA COMUNITARIA” ¿CÓMO HA EVOLUCIONADO EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO? ¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE LA FARMACIA COMO ESPACIO DE SALUD? A PIE DE CALLE, EN CONTACTO DIRECTO CON LOS PROFESIONALES DEL SECTOR, BUSCAMOS RESPUESTAS A ÉSTAS Y OTRAS PREGUNTAS CLAVE. A pie de calle

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