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143 Diagnóstico Se puede llevar a cabo a través de los criterios propuestos por Fried et al.: 1. Pérdida de peso no intencionada (4,5 kg o más, al año). 2. Sentimiento de agotamiento general. 3. Debilidad (con fuerza de agarre muy baja). 4. Velocidad al caminar lenta. 5. Bajo nivel de actividad física (menor de 400 calorías a la semana). La persona se considera frágil cuando presenta tres o más de estos criterios. Otro dato a tener en cuenta es que la prevalencia de la fragilidad es mayor en mujeres y en pacientes con diabetes tipo 2 (por el estrés oxidativo asociado a esta enfermedad). La coexistencia de fragilidad y diabetes tipo 2 implica un alto riesgo de incapacidad, por lo que su diagnóstico debe ser una prioridad en este grupo de pacientes. Prevención y tratamiento Con actividad física y alimentación: El entrenamiento debe ser multicomponente, es decir, combinar ejercicios aeróbicos, de fuerza y de equilibrio, siempre adaptados a las características de cada persona. Y respecto a la alimentación, se debe priorizar la calidad de la dieta con alimentos que presenten una alta densidad nutricional, prestando especial atención al aporte de proteínas, vitaminas del grupo B, vitamina C, vitamina D, calcio, zinc, hierro y fibra. Suplementación La malnutrición crónica es un factor determinante de la fragilidad, y el hecho de que los adultos mayores presenten una mayor dificultad para llevar a cabo una alimentación adecuada explica la necesidad de tener que recurrir a la suplementación, ya sea en forma de complemento alimenticio o de alimento fortificado. La suplementación con vitamina D3 es recomendable, y otros ejemplos avalados por la literatura científica son: • 20g de proteína de suero + 3g de leucina + 800UI de vitamina D3. Resultado: Mejora de la masa muscular y la función de las extremidades inferiores en adultos mayores sarcopénicos (Bauer et al., 2015). • 400µg de ácido fólico + 100µg de vitamina B12 al día. Resultado: Mejora el funcionamiento cognitivo (Walker et al., 2011). • 800 UI de vitamina D3 + 1000mg de calcio al día. Resultado: Disminuye el riesgo de cualquier fractura osteoporótica en un 19% (Salovaara et al., 2010). Por otro lado, es importante resaltar el uso correcto que se debe hacer de los complementos alimenticios, siempre bajo la supervisión de un profesional sanitario como el farmacéutico. Por ejemplo, se sabe que una suplementación excesiva con hierro se asocia con cardiopatía, y que el exceso de ácido fólico puede retrasar el diagnóstico del déficit de vitamina B12 (frecuente en este colectivo) al enmascarar sus primeros síntomas. Asimismo, se debe tener en cuenta que los alimentos fortificados también contribuyen al aporte diario de vitaminas y minerales, para así no exceder el límite superior tolerable. Coaching Obstáculos y recursos El envejecimiento enfrenta unos obstáculos que dificultan seguir unas pautas de alimentación adecuadas. Estos obstáculos pueden ser: limitaciones para realizar las actividades cotidianas como hacer la compra o cocinar, sentimiento de soledad, presentar alguna intolerancia o alergia alimentaria, limitaciones sensoriales en vista, olfato y gusto, problemas para masticar y tragar y apetito no regulado con sensación de saciedad precoz. Concretamente, estas tres últimas limitaciones pueden llevar al síndrome geriátrico de la anorexia. Además, el paciente sénior tiene un mayor riesgo de presentar un estado nutricional inadecuado (particularmente de micronutrientes) debido a la polimedicación, la interacción fármaco-nutriente (en la que el fármaco afecta a la ingestión, absorción y metabolismo de los nutrientes) y las comorbilidades. Es importante identificar estos obstáculos y analizar cuáles son los recursos disponibles para solventarlos. Rueda del envejecimiento activo y saludable Es una herramienta de concienciación que permite indagar en los factores que influyen a la hora de lograr un envejecimiento activo y saludable, con el fin de disminuir la incidencia del síndrome de fragilidad. Esta herramienta se puede poner en práctica con pacientes, familiares y/o cuidadores. Los factores que se pueden abordar para lograr un envejecimiento activo y saludable son los representados en la Figura 1. A cada factor se le da una puntuación del 0 al 10 en función del grado de cumplimiento o satisfacción, siendo 0 nada conseguido y 10 totalmente conseguido. Así se percibe cómo de equilibrados están estos factores y cuál es el margen de mejora. Por último, a través de preguntas abiertas y evocadoras se puede ir profundizando en cada uno de estos factores. 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 Acceso y cocinado de los alimentos Interacción fármaco-nutriente Actividad fisica Relaciones interpersonales Autocuidado y cuidado entre parejas que viven juntas Sentimiento de soledad Comorbilidades Alimentación completa Suplementación Hidratación Figura 1. Rueda del envejecimiento activo y saludable.

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