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EL FARMACÉUTICO 18 Cayetana García (Cantabria) La historia de Cayetana es digna de contar. Empieza en 1997, cuando su familia decidió trasladarse a Arredondo, en la comarca del Asón-Agüera, en Cantabria. Después de trabajar varios años como adjunta en otras ciudades, volvió al pueblo que le vio crecer para abrir su propia farmacia. En 2022 se convirtió en la titular. “La farmacia es compromiso y vocación, continuamente asesoramos, acompañamos y damos apoyo al paciente. Somos los profesionales sanitarios más accesibles”, asegura. Nos recibe sonriente en su preciosa botica rural, llena de encanto. “En un municipio de casi 500 habitantes, la farmacia es el primer sitio al que acuden los vecinos si necesitan cualquier consejo, ayuda o contarme sus preocupaciones porque saben que siempre me van a encontrar en la botica”. Sus pacientes más habituales son personas mayores, vulnerables y con enfermedades crónicas. Unas circunstancias que “hacen que se requiera un tipo de farmacia más asistencial”. La farmacia es clave en la promoción de la salud y en la prevención de la enfermedad. En este sentido, “cada día estoy más convencida del valor que aporta la participación del farmacéutico comunitario en programas asistenciales y preventivos relacionados con las toxicomanías, vacunación, análisis biométrico, etc. ¡Aportamos profesionalidad, accesibilidad y cercanía!”. Pero, pese a los avances, queda mucho por hacer. “Hay un gran campo de actuación para nuevos programas y actividades en los que la farmacia podría aportar eficiencia al actual sistema sanitario. Somos los grandes olvidados”, lamenta. “Considero que los farmacéuticos somos muy valiosos dentro del sistema sanitario, y que se nos puede pedir más. ¡Estamos formados y tenemos ganas!”, reclama antes de añadir que “la farmacia no solo es necesaria, sino que es imprescindible”. Desde la farmacia se aportan mejoras en la calidad de vida de las personas y en el cuidado y prevención de su salud, tanto a través de la dispensación, indicación o del seguimiento farmacoterapéutico, como mediante las recomendaciones higiénico-dietéticas o de estilo de vida que ayudan en la adherencia y en el día a día del paciente. Es el caso por ejemplo de los SPDs, servicio actualmente subvencionado por el Gobierno de Cantabria en las zonas en riesgo de despoblamiento como Arredondo. “En mi botica se ha convertido en un servicio muy valorado y demandado tanto por el médico como por cuidadores, familiares y pacientes”. Y es que el programa SPD va enfocado a mejorar la adherencia terapéutica de los pacientes, pero también favorece el control y revisión de toda la medicación. “Además, se evitan problemas, confusiones, errores, posibles duplicidades o incluso efectos secundarios”, indica. La red de más de 22.000 farmacias en España garantiza el acceso al medicamento en cualquier parte del territorio, “y esto se mantiene gracias a las farmacias rurales, muchas veces infravaloradas”, afirma Cayetana, y concluye que “en las zonas rurales estamos más volcados en el paciente, tenemos una relación más fluida con ellos y con los otros profesionales sanitarios, lo que nos permite ahorrar recursos e impide colapsos del sistema”. El modelo de farmacia rural en nuestro país se enfrenta al reto demográfico, pero, “a pesar de ello, los farmacéuticos rurales trabajamos cada día para mantener y mejorar la calidad de vida de estas poblaciones, cada vez más envejecidas”. Para nuestra entrevistada, confiar en la farmacia rural “es invertir por el futuro de nuestros pueblos”. Elena Roldán (Cantabria) Elena tenía muy claro que iba a apostar por la formación. Boticaria experimentada, regenta desde hace 16 años su farmacia en el municipio cántabro de Santa Cruz de Bezana. “La atención farmacéutica es, sin duda, lo que nos diferencia de los demás”, asegura. Ella apuesta por el consejo profesional y la inmediatez frente a la venta online, y confiesa que “lo que más me gusta de mi profesión es el contacto directo con la gente y poderles ayudar en todos sus problemas de salud”. Fitoterapia, homeopatía, dietética y nutrición son algunos de las categorías que trabaja en su botica a través de un equipo cualificado y altamente preparado: “Mi adjunta tiene un máster en dermocosmética, yo otro en atención farmacéutica, además de un curso de técnico de ortopedia. Creemos en la formación como valor añadido del farmacéutico que es capaz de dar respuesta a las demandas de la población”. Y es que esto no es nuevo para Elena, pues lleva ejerciendo como farmacéutica rural desde 1989. “Actualmente regento una farmacia de barrio, pero al estar cerca de un centro de salud también vienen personas de paso”. El perfil de cliente más habitual es una persona joven y de mediana edad, aunque también hay población inmigrante. El servicio estrella de su botica es la asesoría dermocosmética. “Mi farmacia se diferencia por la cercanía y el trato, por tener un stock amplio, surtido de parafarmacia y por la formación del personal”. Y es que la labor que realizan las oficinas de farmacia supone más de 90 millones de euros de ahorro en gasto, además de evitar múltiples problemas sanitarios. >>

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