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EL EXPERTO 160 GESTIÓN POR SUSANA GUTIÉRREZ, DIRECTORA DE PERSONAS EN GENERAL ÓPTICA ¿Empoderar es dar poder? Corría el año 1985, y yo era una novata inexperta en muchas materias de RR. HH. y, aun así, el máximo responsable de la empresa a nivel nacional me abrió la puerta a asumir una responsabilidad que no hubiera ni imaginado meses atrás: “Llevarás los RR. HH. de la zona norte de la península, asumiendo la responsabilidad de la segunda empresa más grande en plantilla y facturación de toda zona”, y ello implicaba, según sus palabras, “ser la imagen de la compañía ante instituciones públicas y privadas. Yo te presentaré a los interlocutores más críticos y empezaremos a definir y lanzar proyectos en un mes”. Al margen de mi alegría personal y profesional, para mí lo mejor fue el mensaje final: “Tú camina, yo estoy contigo para darte soporte y, en caso de duda, aquí me tienes”. Y creo que aquí podría acabar este artículo, pues su frase final es el mejor resumen de lo que, bajo mi perspectiva, es una buena definición de empoderar un equipo. Si conoces sus competencias, si has trabajado mano a mano con ellos y cuentas con su potencial, debes darles la opción de que lo desarrollen aportando su visión, sus ideas, sus proyectos. Pero, eso sí, dándoles soporte desde el conocimiento y la experiencia, con la certeza de que cuentan contigo para seguir creciendo y mejorando lo que se ha hecho hasta la fecha, aunque ello pueda implicar errores. Es esto o contar con equipos grises que cumplen lo justo y sin ese entusiasmo que hace que el trabajo, en el día a día, se convierta en un reto y no en una rutina. Según la RAE, ‘empoderar’ es un verbo transitivo que significa: • Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. • Dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo. Y, ¿cómo se conjuga este verbo en nuestro trabajo diario? Pues queda claro que nos afecta como sujetos pasivos y sujetos activos. Sujetos pasivos como integrantes de un equipo liderado por un mando (aunque estemos hablando del CEO), o por ti como titular, y como sujetos activos cuando somos la persona responsable/coordinadora del equipo. Como sujetos pasivos todos deseamos que cuenten con nuestra opinión/visión a la hora de desarrollar un proyecto o bien definir una estrategia, siendo esta una fórmula óptima para poner en valor nuestros conocimientos, desarrollar experiencias y poder seguir creciendo personal y profesionalmente y, de este modo, asumir más responsabilidades y retos. Si todos tenemos este punto claro cuando pensamos en nosotros mismos, ¿por qué cuesta tanto implantar el empoderamiento en los equipos? Al final, se traduce en ‘trata a los demás como te gustaría que te trataran’ y, aunque al principio hacerlo genere una cierta inseguridad por las implicaciones que estas decisiones pueden tener en los resultados y, por ende, en nuestra gestión e imagen profesional, el impacto de asumir este riesgo y de superar el ‘y si...’

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