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ESPECIAL DERMOFARMACIA 14 De lo micro a lo nano en cápsulas Otra nueva dimensión que se muestra reveladora es el uso de la micro y nanoencapsulación para la liberación controlada de principios activos que, protegidos de factores externos, pueden cumplir su función con mayor eficacia y mejor biodisponibilidad. Viene a ser esta una de las vías más disruptivas en dermocosmética mediante dicha encapsulación en entidades esféricas microscópicas de protección, si son microcápsulas, o nanométricas si son nanocápsulas, que optimizan su estabilidad del producto en la administración al penetrar a través de la piel. Incluyen también matrices lipídicas a base de polímeros biodegradables o liposomas que retardan la liberación del compuesto beneficioso hasta allí donde se precisan, con lo que se cumple su potencial de eficacia clínica evitándose efectos no deseados en superficie. Van por delante en el desarrollo de esta tecnología firmas como Sesderma o MartiDerm, que emplean tecnologías basadas en liposomas y nanosomas en sus productos de cara, por ejemplo, a optimizar la funcionalidad de activos como la vitamina C, los retinoides o los péptidos biomiméticos. Con ello evidencian su vocación por la biotecnología aplicada, que permite en estos casos preservar la integridad de aquellos ingredientes que se oxidan en situaciones ambientales o que se pueden degradar a la luz, con lo que se evitan conservantes que pueden ser nocivos. Desde un enfoque complementario, INdermal apuesta por una nueva generación de nanovesículas diseñadas específicamente para cada principio activo y su diana cosmética concreta. Ofrece una liberación controlada capaz de multiplicar 20 veces la eficacia del producto al evitar su degradación en condiciones ambietales y asegurando una liberación selectiva dentro de la piel. Mientras que Ainia desarrolla su proyecto Marea, para el uso de nuevos materiales de microencapsulación como son los biopolímeros funcionalizados con péptidos y exosomas, para la liberación dirigida también de sustancias activas hacia las células diana de la piel. Tiempo de biotecnología en las boticas Hoy ya nadie duda de que la biotecnología ha venido a transformar de forma radical la formulación en dermocosmética. Mediante procesos específicos de fermentación, ingeniería genética y cultivo celular que hacen de los principios activos productos de una alta pureza antes desconocida y que permiten también una eficacia inédita hasta ahora, además de ajustada a los últimos criterios de sostenibilidad. Porque los compuestos biotecnológicos, a diferencia de los que son sintéticos o de extracción convencional, mejoran la biodisponibilidad y expresan una mayor afinidad con la fisiología cutánea, como ocurre con los biofermentos, que son enzimas recombinantes o células madre vegetales. En este campo destaca en el país la marca Ayuna, que une a un tiempo la máxima funcionalidad cosmética y los resultados del cultivo de células madre de origen vegetal en forma de principios activos con mínimo impacto ambiental. Una línea de trabajo que, en el caso de los activos postbióticos y prebióticos, permite a la biotecnología cuidar el microbioma cutáneo, en respaldo de la inmunidad de la piel y su capacidad regenerativa. Para que los productos dermocosméticos de alta gama distingan también en esto al canal farmacéutico. Concretamente Ayuna, fundada por Begoña Sanjuán e Isabel Ramos, es marca española que evita usar hasta 15.000 ingredientes considerados como perjudiciales, por lo que ayuda a difundir la filosofía clean que aumenta la reputación corporativa como expresión de compromiso activo con la salud. Desde postulados científicos, tecnológicos y éticos equivalentes, la start-up Helenis Biocosmetics instalada en el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche (Alicante), recibió el respaldo de ser reconocida como mejor marca europea de belleza en los Universal Beauty Awards 2025, por su celo al cuidar el microbioma de la piel y usar activos biotecnológicos avanzados, como péptidos biosintéticos y bioterapéuticos microbianos. Imprime que algo queda, pero en 3D Desde el lema de ‘imprime que algo queda’, que si es en 3D será mucho más, vivimos un momento presente en el que se desarrollan modelos anatómicos en 3D para la recreación de signos, síntomas y causas de diversas patologías, con lo que se potencia la educación sanitaria y la formación continua. En línea con la incorporación de la impresión tridimensional (3D) al ámbito dermocosmético por la vía de la hiperpersonalización de los tratamientos tópicos y los dispositivos de aplicación. Mediante una tecnología que permite fabricar productos con geometrías específicas para adaptarse a las necesidades de cada paciente. Así ocurre, por ejemplo, al imprimir mascarillas con principios activos encapsulados y al generar parches transdérmicos personalizados y otros dispositivos clínicos cosméticos. En España, el proyecto 4D-Bioskin, que conduce el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB), ya trabaja en la producción de piel humana mediante bioimpresoras 3D como parte de una revolución en el tratamiento de patologías dermatológicas y quemaduras graves, al igual que para realizar ensayos cosméticos que eviten recurrir a modelos animales. Una capacidad para generar tejidos autólogos vivos que también hace posible evaluar la eficacia y la seguridad de nuevos principios activos en entornos biomiméticos que imitan a la naturaleza para que esta no se vea afectada. De lo que se deduce la posibilidad inminente de que haya oficinas de farmacia que puedan imprimir productos personalizados in situ, además de ajustados al fototipo, la tipología cutánea y las necesidades concretas de cada usuario, con lo que gana terreno el principio de la cosmética de precisión. Mejor con cosmética neuroactiva También existen otras tendencias emergentes en dermocosmética como confluencia de la eficacia funcional y el deseable bienestar para el usuario. Ese es el caso de la cosmética neuroactiva, o cosmética de las emociones, mediante el uso de principios activos capaces de modular los receptores cutáneos vinculados al estrés, como los neuropéptidos o extractos adaptogénicos como la rhodiola o la ashwagandha. Dentro de una aproximación MICRO Y NANOCÁPSULAS EVITAN USAR CONSERVANTES NO DESEADOS EN DERMOCOSMÉTICA

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