115 ¿Por qué se producen estos síntomas? La insuficiencia venosa se origina cuando las válvulas de las venas pierden eficacia y dificultan el retorno de la sangre al corazón. Esto provoca estasis venosa, aumento de la presión capilar y extravasación de líquido hacia los tejidos, con los síntomas clásicos: pesadez, edema, picor, calambres y dilataciones visibles. Aunque es una patología multifactorial, existen desencadenantes claros: • Cambios hormonales (menstruación, embarazo, menopausia). • Sedentarismo o muchas horas de pie. • Sobrepeso. • Calor ambiental. • Predisposición genética. • Uso de ropa ajustada o tacones altos. Además, el ciclo hormonal femenino y la variabilidad vascular asociada hacen que muchas mujeres presenten síntomas intermitentes o agravados según la fase del mes. La vía oral: una opción terapéutica eficaz Los complementos alimenticios por vía oral ofrecen una acción sostenida y sistémica, actuando sobre el tono venoso, la inflamación, la permeabilidad capilar y el drenaje linfático. Son una solución eficaz y segura para la mayoría de los cuadros leves o moderados. Ingredientes destacados: • Diosmina, hesperidina y rutina. Son los bioflavonoides más utilizados en el tratamiento de la insuficiencia venosa. Estos flavonoides fortalecen las paredes de los vasos sanguíneos, mejoran la microcirculación y reducen la hinchazón y la inflamación. Los flavonoides aumentan la producción de colágeno y elastina, fortaleciendo las paredes de los vasos sanguíneos y mejorando su elasticidad. • Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum). Contiene escina, un saponósido con actividad antiinflamatoria, venotónica y antiedematosa. Mejora el retorno venoso, reduce la congestión y alivia la sensación de pesadez. Es especialmente útil en mujeres que refieren aumento de los síntomas en verano o durante la menstruación. • Rusco (Ruscus aculeatus). Contiene ruscogeninas con efecto vasoconstrictor, mejora el tono de las venas y estimula el retorno venoso. Combinado con hesperidina o vitamina C, ofrece sinergia en fórmulas orales destinadas a personas con fragilidad capilar y edemas. • Vitamina C. Indispensable para la formación de colágeno, refuerza las paredes vasculares y ayuda a mantener la integridad de los vasos sanguíneos. Además, su efecto antioxidante protege frente al daño oxidativo asociado a inflamación crónica y fragilidad capilar. Perspectiva por etapas: cada mujer, una necesidad La recomendación no será igual para una mujer de 25 años con piernas pesadas tras una jornada laboral intensa, que para otra en menopausia con edemas persistentes o para una embarazada con calambres nocturnos. Adaptar el consejo a cada etapa vital es clave: De 20 a 30 años La sintomatología suele ser funcional, relacionada con jornadas de pie, uso de anticonceptivos hormonales o ciclo menstrual. Aquí son recomendables los tratamientos tópicos con extractos venotónicos suaves e ingredientes refrescantes para aliviar el malestar inmediato. De 30 a 45 años Empieza a combinarse el cansancio circulatorio con factores hormonales, retención de líquidos y estrés oxidativo. Es una buena etapa para introducir tratamientos orales con diosmina, hesperidina y rutina, reforzados con vitamina C y antioxidantes que mejoren la integridad vascular. De 45 a 55 años Los cambios hormonales reducen la elasticidad vascular, aumenta la fragilidad capilar y muchas mujeres refieren hinchazón o sensación de piernas cargadas incluso en reposo. El tratamiento oral debe ser completo, incluyendo bioflavonoides, extractos venotónicos y antioxidantes potentes. Puede combinarse con suplementos drenantes o fórmulas que ayuden a mejorar la circulación linfática. También es importante educar en el uso correcto de medias de compresión. A partir de los 55 años En esta etapa es clave abordar la salud vascular global: proteger la pared venosa, mejorar la circulación capilar y prevenir el deterioro progresivo. Se recomienda mantener tratamientos orales de base con venotónicos y antiinflamatorios naturales, reforzados con antioxidantes. En pacientes polimedicadas, revisar interacciones es clave. El papel educador de la farmacia Además de recomendar un complemento, debemos informar, acompañar y empoderar. Promover el ejercicio regular (caminar, nadar, pedalear), hidratarse correctamente, cuidar el peso y evitar el sedentarismo son pautas tan importantes como el tratamiento oral. También es esencial explicar el uso correcto de medias compresivas, advertir sobre signos de alarma (dolor persistente, cambios de color, úlceras) y derivar cuando sea necesario. Conclusión Las piernas de una mujer son su base física, pero también reflejan su estado circulatorio, hormonal y emocional. Como farmacéuticas, tenemos las herramientas para aliviar sus molestias, prevenir su progresión y mejorar su bienestar global. Con una atención personalizada, basada en evidencia y sensibilidad, podemos marcar la diferencia. Porque unas piernas ligeras no solo son más cómodas: representan libertad, salud y calidad de vida.
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