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53 LOS LECTORES DE CÓDIGOS DE BARRAS, UNA SOLUCIÓN INTERMEDIA Para aquellas farmacias que buscan una solución escalable e intermedia, los lectores de códigos de barras representan una excelente alternativa, más económica, a las etiquetas digitales. “Me permite que todo el mundo tenga acceso al precio, incluso aunque no haya impreso la etiqueta”, sostiene Luis de Palacio Guerrero, cotitular de farmacia en Madrid. Conoce bien el potencial de las etiquetas electrónicas. Las tuvo en su primera farmacia en Las Rozas. En la actual, dispone de lector de códigos para el público, aunque se plantea la instalación de etiquetas digitales.“En origen, era para cumplir con la obligación de etiquetar de todos los comercios, de manera que los encarecimientos de las reposiciones no perjudicasen a la farmacia si no se actualizaban las etiquetas, así como ganar tiempo y esfuerzo cada vez que modificamos la exposición”, puntualiza. Entiende que esta tecnología permite configurar el listado de las promociones y colocarlo mientras que se etiqueta de manera muy rápida. Por otro lado, manifiesta que “el uso de QR abre un mundo de posibilidades para que los usuarios puedan hacer valer mucho mejor su fidelidad a la farmacia o, incluso, a la marca”. Destaca la importancia de opciones de financiación accesibles: “Una buena financiación en renting con costes moderados es algo que hay que valorar”. Magnitud de beneficios Uno de los beneficios más señalados por los farmacéuticos consultados es el ahorro de tiempo, lo que posibilita dedicar más atención al paciente. “Ahora ya no hay errores de precios, todos los artículos de un mismo producto tienen el mismo PVP, y hemos reducido el tiempo de recepción. Ya solo hay que colocar. Además, el día 1 de cada mes, al tener programadas las promociones, las etiquetas se actualizan solas y cambian su aspecto para llamar la atención del paciente”, asegura Hernández. Ellos empezaron implementándolas por todos los artículos de parafarmacia que no estuvieran colgados, porque no tenían portaprecios para las etiquetas. Aclara que fue un proceso sencillo y rápido, y que en un día los productos ya estaban etiquetados. Migoya igualmente las colocó en toda la zona de atención al público; por donde los clientes y pacientes se mueven, interactúan con el producto expuesto, lo tocan, comparan y se deciden. “Nunca pensé que fuese tan sencillo”, señala. Unavide se las instaló en tres horas. “Se encargaron de todo y me lo dejaron actualizado y funcionando”, afirma. A su juicio, “el uso no puede ser más fácil e intuitivo”. Los beneficios los ha percibido en la gestión diaria.“Ya ha desaparecido el problema de los precios, a nadie le preocupa y está todo perfectamente actualizado”, confirma. Añade que no solo es el precio, que “es la estética de las promociones, tener información de un producto en un soporte moderno”. De hecho, cuando los precios se actualizan manualmente, existe un riesgo real de discrepancias entre lo que marca la etiqueta y lo que indica el TPV. “¿A quién no le ha pasado que viene un cliente con un producto del lineal y cuando va a cobrar dice que el precio era otro?”, advierte. Asevera que ese problema le ha desaparecido. Para Gozalo, de entre los beneficios que ella ha observado destaca “la agilidad en los cambios de precios, ya que reduce errores y el tiempo de gestión. Y menor uso de papel, al desaparecer las etiquetas impresas, lo que mejora de la sostenibilidad. Se pueden integrar con la gestión del inventario. También mejora en la eficiencia del equipo, que puede enfocarse en el paciente. Y mejora en la experiencia del consumidor al mejorar la accesibilidad a la información y la claridad en los mensajes, precios y promociones, proporcionándole datos relevantes”, defiende. Se muestra de acuerdo con que “el etiquetado digital ha supuesto un punto de inflexión por la magnitud de sus beneficios”. Destaca que, además de la eficiencia operativa, las etiquetas digitales aportan una imagen más moderna y profesional al punto de venta. En ese sentido, “se alinea con un consumidor más digital, joven, que prefiere una compra rápida y automatizada”. Considera que este paso tecnológico favorece que la farmacia sea más atractiva visualmente, se adapte a las necesidades dinámicas del mercado y traslade una imagen innovadora y centrada en el cliente. Es decir, con diseños nítidos y organizados, contribuyen a una estética más limpia del lineal, lo que es especialmente valioso en zonas como dermocosmética o productos premium. ¿Estas etiquetas ayudan a mejorar la imagen de modernidad o confianza de la farmacia? Migoya responde que “totalmente”, que “han cambiado mucho su diseño”. Le gusta más la imagen actual que transmiten que la de hace años. Piensa que “es normal”, que “todo avanza a un ritmo imparable”. “Las etiquetas indican el stock del producto, con lo cual hemos detectado problemas de stock e incluso robos de productos”, informa Hernández. Algunos modelos de etiquetas digitales permiten incluir información ampliada del producto, desde ingredientes hasta consejos de uso, pasando por alertas de promociones o códigos QR que enlazan con la web de la farmacia. Las campañas temporales se hacen más atractivas al cambiar de color el fondo y la letra, al disponer de un pequeño espacio para poner palabras clave, lo que ayuda en los argumentos a la persona que está realizando la venta. Todas estas funciones refuerzan el rol de asesoramiento de la farmacia. “Nuestras etiquetas cuentan con tecnología NFC”, comparte Hernández. Al posar el teléfono sobre ellas, se abre en él un link con la información del producto. Eso sí, “pese a tener múltiples tipos de imagen de etiquetas, sí haría un poco más libres los campos de estas para adaptarlos mejor a algunas promociones concretas”. En un contexto en el que cada vez más farmacias exploran el canal online, las etiquetas digitales pueden ser una puerta de entrada al entorno omnicanal. Con soluciones que conectan el stock físico con el catálogo digital, o que muestran los ya citados QR que enlazan con la tienda online, se convierten en un puente entre la experiencia física y digital. La inversión inicial puede ser un freno para algunos farmacéuticos. “Es una inversión importante, pero es de esas que merece la pena. No me veo ahora mismo volviendo a los precios tradicionales”, declara Migoya al respecto. Asimismo, en palabras de Hernández,“es una tecnología bien recibida por el usuario”. Un mensaje que lanza Migoya, no obstante, es que cada uno debe tener claro qué farmacia quiere, qué inversiones hacer en cada momento, y no guiarse por lo que realizan los demás. “Las modas muchas veces nos llevan a caer en errores de inversión elevada que luego hay que remontar”, avisa. Cada farmacia es un mundo, y es el mundo que quiere su titular. “Etiquetas electrónicas, sí; pero siempre de la mano de proveedores fiables y confiables”, concluye Gozalo. Otra ventaja que remarca es que aportan una mayor flexibilidad en las campañas de marketing, que pueden cambiar en minutos en base a diferentes criterios, como puede ser la hora del día.

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