49 SUSTITUCIÓN DE MEDICAMENTOS Y CONTINUIDAD ASISTENCIAL La farmacia comunitaria afronta a diario incidencias que impiden o dificultan la dispensación por parte de los profesionales, obligando a los pacientes a volver al médico de AP, un ámbito ya saturado. Sobre el debate de la posible autorización a los farmacéuticos para sustituir medicamentos en determinadas circunstancias, Olatz Vergniory Trueba defiende que “los farmacéuticos comunitarios están capacitados para realizar estos cambios, siempre que estén protocolizados”. A su juicio, esta medida mejoraría la continuidad asistencial y contribuiría a aliviar la carga sobre los centros de salud. comunitaria están en un momento clave de cambio profundo e importante”, explica.“Estamos trabajando intensamente en el desarrollo de la carrera profesional para garantizar a los pacientes una atención farmacéutica especializada, mucho más clínica y de mayor calidad”, informa. Considera que la formación en el ámbito clínico, ya sea de farmacéuticos comunitarios, hospitalarios o de Atención Primaria (AP), resulta fundamental. Por ello, la Fundación apoya iniciativas como la recertificación o la especialización en farmacia comunitaria, además de mantener una colaboración activa con las universidades para que adapten sus planes de estudio a esta nueva realidad. Integración en el sistema sanitario Uno de los ejes de esta transformación es la integración de las farmacias comunitarias en el sistema sanitario, “ampliando las competencias de los farmacéuticos”. Aunque este objetivo ha ganado protagonismo, aún está lejos de consolidarse. “Es necesario desarrollar protocolos que permitan integrar las farmacias en el circuito asistencial y que favorezcan la colaboración con otros profesionales sanitarios”, señala. Precisamente, desde la Fundación trabajan para reforzar el papel sanitario de la farmacia comunitaria mediante el desarrollo e implantación de servicios profesionales farmacéuticos, “que en un futuro deberían estar incluidos en el Sistema Nacional de Salud (SNS)”. VergnioryTrueba defiende que, a nivel de AP,“la comunicación con el médico, a través de distintas herramientas que permitan a los farmacéuticos comunitarios realizar la atención farmacéutica de una manera más integral, ayudaría a mejorar enormemente la calidad de vida de los pacientes y los resultados en salud”. No obstante, el desarrollo de los servicios profesionales farmacéuticos no está exento de obstáculos. “La remuneración es una barrera importante, pero no debemos olvidar la implicación y motivación de los profesionales farmacéuticos para el éxito”, advierte. A esto se suman otros factores como la percepción del paciente, la formación o el tiempo necesario para prestar estos servicios. Para la Fundación, el desarrollo de la carrera profesional es una prioridad, motivo por el cual han publicado recientemente una propuesta de modelo que sirva de base para el consenso entre todas las partes implicadas. “El paso fundamental es creer que este cambio es posible y que contamos con el apoyo de las administraciones para llevarlo a cabo, registrando nuestras acciones y demostrando, tanto cualitativa como cuantitativamente, su impacto en la salud del paciente”, razona. Igualmente, la Fundación otorga máxima prioridad a la investigación y la docencia. “Generar conocimiento y compartirlo con el resto de los profesionales es nuestra misión”, recalca. En su opinión, la mejor forma de mejorar los resultados en salud es contar con “profesionales bien formados y excelentes”. Con ese objetivo, han promovido diversos proyectos centrados en la eficacia y seguridad de medicamentos clave, así como cursos orientados a grupos terapéuticos estratégicos. Asimismo, han constituido nuevos grupos de trabajo dedicados a actividades docentes e investigadoras para seguir fortaleciendo la profesión farmacéutica. En este contexto, la reforma de la Ley de Garantías abre una ventana de oportunidad para reforzar el valor asistencial de la farmacia comunitaria:“Hay aspectos muy positivos en el proyecto, ya que empoderan al profesional farmacéutico y amplían sus competencias. Consideramos que se refuerza nuestro papel como expertos en el medicamento”. Valoran muy positivamente todas las iniciativas que sitúan a la farmacia comunitaria como un agente de salud esencial en el sistema y en el centro de cualquier estrategia sanitaria. Reivindican la participación en los Consejos de Coordinación Farmacoterapéuticos junto a otros agentes sanitarios. También creen prioritario “LA COMUNICACIÓN CON EL MÉDICO AYUDARÍA A MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LOS PACIENTES Y LOS RESULTADOS EN SALUD” fortalecer el papel de la farmacia en la gestión de residuos de medicamentos y productos sanitarios, así como fomentar medidas que garanticen el mantenimiento de servicios farmacéuticos en zonas rurales y despobladas. Por último, proponen el reconocimiento del “medicamento de primera prescripción” como instrumento para estrechar la colaboración con los centros de salud. El compromiso de la Fundación con la salud pública y la educación sanitaria es otro de sus pilares. “Todas las iniciativas que planteamos tienen una parte fundamental de trabajo a priori relacionada con las medidas higiénico dietéticas o higiénico sanitarias previas a los procesos de dispensación”, declara su patrono. Atienden a la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la concibe no solo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de bienestar físico, mental y social. Por ello, cada dispensación se convierte en una oportunidad para acompañar y educar al paciente, con especial atención al abordaje de la cronicidad. De cara al futuro, la Fundación seguirá apostando por el impulso del rol asistencial del farmacéutico comunitario. Pide ser conscientes de que “la farmacia asistencial se hace día a día, con pequeños gestos y pequeñas acciones que sean fáciles de asimilar y manejar por todo el equipo de la farmacia”. No hay que pararse en este proceso, que ya se ha iniciado.
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