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EL FARMACÉUTICO 12 Macarena García (La Rioja) Queremos conocer a las nuevas generaciones de farmacéuticos riojanos que llegan con fuerzas y con ganas. Es el caso de Macarena, que finalizó sus estudios universitarios hace nueve años. “Mi farmacia es de origen familiar, mi padre lleva allí más de 40 años, así que desde que llegué me sentí parte de ella y del pueblo”, explica antes de confesar que al principio fue un auténtico reto conseguir que la gente confiara en ella dada su juventud, pues “me veían muy joven y siempre me preguntaban por mi padre, pero con el tiempo fui ganándome su confianza. Para mí ha sido un crecimiento personal y profesional enorme”. Macarena vive la vocación farmacéutica como un compromiso con la salud y el bienestar de las personas a través de una actitud constante de servicio, de empatía, escucha y acompañamiento. “Lo que más me gusta es esa cercanía diaria con las personas, saber que puedo ayudar no solo con un medicamento, sino con un consejo o, simplemente, estando ahí para resolver dudas y escuchar”, asegura. En su farmacia se atiende principalmente a personas mayores, muchas de ellas con enfermedades crónicas, y familias. Por ello, “lo que más se demanda son los servicios relacionados con el seguimiento farmacoterapéutico, como la toma de tensión, el SPD y cada vez más el consejo en autocuidado y prevención”. Afirma que “somos el primer punto de contacto sanitario, más accesibles que los médicos, y nos hemos ganado la confianza de los pacientes no solo dispensando, sino también orientando, aconsejando y promoviendo hábitos saludables”. Una realidad que debería repercutir en una puesta en valor de la farmacia, “porque nuestra posición nos permite detectar riesgos y actuar antes de que las enfermedades aparezcan o se agraven, generando una descongestión de los centros de Atención Primaria y, sobre todo, de las urgencias”. En palabras de esta joven farmacéutica, la farmacia ha evolucionado para mejor, pero también ha sido cambiante y exigente. “Se nos ha pedido más implicación, más formación y más servicio, y lo hemos asumido. Hemos dejado de ser solo dispensadores para convertirnos en agentes activos de salud”. Por ejemplo, con la incorporación de servicios, como el SPD. “En un pueblo donde hay mucha población mayor es clave para el buen seguimiento de los tratamientos”, señala Macarena, y añade: “En un futuro no muy lejano me gustaría reforzar los servicios de prevención, como cribados o programas de adherencia”. Con todo, la sostenibilidad pasa por “diversificar servicios y adaptarnos a las nuevas necesidades”. Y, aunque la farmacia online es una realidad, no puede reemplazar el trato humano ni el consejo profesional inmediato. De hecho, su mayor preocupació “es que se pierda ese vínculo sanitario tan necesario en zonas rurales, donde a veces somos el único profesional de salud accesible”. Sin embargo, en general, Macarena ve el futuro “con optimismo, pero también con necesidad de cambios. El futuro pasa por integrar plenamente al farmacéutico en el sistema sanitario, apostar por la farmacia asistencial y reconocer su valor como agente de salud pública”. “VEO EL FUTURO DE LA FARMACIA RURAL INSEGURO. LOS RECORTES EN SALUD Y LAS BAJADAS DE PRECIOS PAULATINAS NOS AFECTAN NEGATIVAMENTE” “LA FARMACIA PERMITE DETECTAR RIESGOS Y ACTUAR ANTES DE QUE LAS ENFERMEDADES APAREZCAN, GENERANDO UNA DESCONGESTIÓN DE ATENCIÓN PRIMARIA Y LAS URGENCIAS” Durante muchos años la farmacia ha estado enfocada casi exclusivamente al medicamento, pero la disminución continua de los precios y otras peculiaridades, “como en mi caso es la despoblación o el aumento de peregrinos en el periodo estival, hace que me enfoque también en la parafarmacia, que por otro lado tiene un margen más alto de beneficio”. En este sentido, “afortunadamente mi facturación depende más de venta de recetas que de parafarmacia”, asegura antes de añadir que “me preocupa la despoblación. Si no hay habitantes en los pueblos se pierden los servicios, y eso condiciona a las personas para establecer su lugar de residencia en un municipio rural”. Sobre las nuevas tecnologías, considera que “pueden ayudar a optimizar campañas de salud, ofrecer tratamientos más personalizados, conocer mejor las necesidades de los pacientes. También pueden mejorar el stock y optimizarlo”. Con todo, confiesa que “veo el futuro de la farmacia rural inseguro”. Para ella,“los recortes en salud y las bajadas de precios paulatinas nos afectan negativamente”, pero aun así, “hay que seguir trabajando y apostar fuerte por la formación”. Y es que no duda en afirmar que “los pacientes confían en nosotros, y hay que saber transmitir la información de una manera clara, profesional y cercana”.

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